El turismo frente al Covid-19
Por Lucía Laverde Gallego Gerente Corporación Turística del Suroeste Antioqueño
La humanidad ha sufrido las fatales consecuencias de las pestes y muchas pandemias de carácter mortal y de gran poder destructivo, pero la misma historia nos ha mostrado que estas han originado grandes cambios. Con el Coronavirus Covid-19 el mundo está llamado a ser superior en sus cambios porque está mayormente habilitado y desarrollado.
La tecnología y los medios de comunicación que tenemos a disposición nos permiten conocer en muy poco tiempo cómo se combate la enfermedad y cómo se recupera el diario vivir de los pueblos, a pesar del desastre que va dejando atrás la pandemia.
El turismo como actividad e industria generadora de recursos económicos ya había ocupado un espacio importante en nuestra economía familiar y empresarial. De igual manera, el Gobierno Nacional había entendido la importancia de establecer una estrategia de desarrollo del turismo para impulsar la economía.
Estos conceptos pareciera que han entrado en crisis como consecuencia de la pandemia, pero no de manera diferente a las demás actividades generadoras de recursos económicos como el comercio, la ganadería, la minería y demás. La parálisis es general, el mundo se detuvo.
Hoy debemos aprender de la experiencia. El siglo XXI trajo consigo avances y grandes logros, a pesar de las realidades no menos dolorosas vividas en el siglo XX. Hechos como las dos guerras mundiales, la “gripe española”, el Ébola, el SIDA, terremotos, carteles de droga, etc, acompañaron los viajes espaciales, los trasplantes de órganos, la fecundación in vitro, el internet, la tecnología y la globalización.
En medio de las tragedias el mundo sigue su marcha y son los hombres y mujeres los que hacemos la diferencia.
Este devenir de los tiempos, es lo que nos debe interesar hoy a los empresarios del turismo, que vemos cómo nuestras empresas se paralizan y se desvanecen sin que podamos impedir su caída.
Cada persona tiene sus propias necesidades, deberes y derechos que satisfacer, cumplir y exigir. El turismo nació de la necesidad de esparcimiento, diversión y recreación que el diario vivir les impone a las personas. El hombre ha sido un eterno explorador y viajero, mientras más grande el reto que debe asumir, más urgente la necesidad de conocer y explorar.
Los desafíos, necesidades y retos de hoy darán paso a las grandes soluciones del mañana. Las crisis requieren grandes cambios y esta, más que en otros tiempos, requiere de un cambio profundo en nuestros principios, valores, costumbres y comportamiento en general.
Veníamos desarrollando el concepto de sostenibilidad basado en la protección del medioambiente y estándares de calidad (bienestar), pero no nos estábamos fijando en quiénes y cómo somos los que vivimos en ese medio. Hoy además de proteger el medioambiente y la calidad del servicio que prestamos, debemos pensar en qué calidad de persona somos y a quién le servimos.
Si nuestros valores tienen en su esencia el servicio a la sociedad y el respeto por el otro, no podemos seguir perfeccionándonos en un sin número de requisitos (normas técnicas de calidad) que debemos cumplir para desarrollar la actividad turística, olvidándonos de quién es el Turista; debemos entender que es una persona que busca esparcimiento, recreación y sana diversión, y no simplemente quien nos soluciona nuestros problemas económicos.
El mundo seguirá su rumbo de afanes, tecnologías y descubrimientos, y el turismo estará como siempre en la mente de tantos viajeros, solo que la naturaleza nos está exigiendo darle su justa medida y valoración.
Ante la caída libre que hoy experimentamos debemos reinventarnos para reactivar la industria turística. Debemos volver a los orígenes, visitar nuestros vecinos, valorar lo autóctono, consumir lo nuestro y sobre todo dignificar la ruralidad.