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La historia no contada

  • Título: Conquistadores e indios. La historia no contada
  • Autor: Carl Henrik Langebaek
  • Naturaleza: Historia, tema de debate
  • Editorial: Penguin Random House, Grupo Editorial

¡Lo sabía! Desde las primeras páginas de este libro intuí que la historia narrada en esta obra, cuyo autor, Carl Henrik Langebaek, especialista en arqueología y profesor de la Universidad de los Andes, no había oído mencionar antes, rompería con muchos de los estereotipos acerca del nacimiento de la América hispana, que tan arraigados quedaron en mi mente desde los años en los que, de la mano de textos de historia como los de Henao y Arrubla, se me enseñó acerca de esa etapa de la historia de Colombia correspondiente a la de los conquistadores y los indios.

En efecto, la historia que fue transmitida en las escuelas, especialmente a lo largo del siglo XIX y las primeras cinco o seis décadas del siglo XX, hizo que los colombianos nos acostumbráramos a ver en quienes habitaban las tierras de América, desde mucho antes de la llegada de los españoles, como a gente extraña, que practicaba algo tan repugnante como el canibalismo, andaba desnuda por todas partes, no sabía leer ni escribir, creía en supersticiones animistas, además de ser feroces y despiadados guerreros. En resumen, una especie de raza inferior, ajena a la nuestra, a la de los civilizados cristianos, de la que, gracias a la llegada y acción civilizadora de los conquistadores españoles, pudimos entrar a gozar. Estereotipo que ha derivado, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX, hacia una concepción según la cual los indígenas no fueron otra cosa que seres indefensos, ingenuos y hasta estúpidos, quienes, por su inferioridad tecnológica e ignorancia, resultaron ser presa fácil de la avidez de los españoles por el oro y la acumulación de riquezas, utilizando para ello su superioridad tecnológica y haciendo de la cruz una devastadora herramienta destructora de culturas y arte prehispánico.

Ante un panorama tan simplista como este, el libro de Langebaek llega con una propuesta que aporta un enfoque desprovisto de preconcepciones limitantes, las que por su misma esencia le impedirán al investigador acceder a una comprensión total de la realidad que pretende estudiar. En una conferencia reciente y hablando sobre este mismo tema, el autor señalaba: “el estudio de la Conquista nos enfrenta a una diferencia cultural. Es imposible entender la conquista desde un (sólo) punto de vista”. De entrada, pues, este libro lo que le propone al lector es que haga un esfuerzo para comprender cada una de las dos culturas que se enfrentaron en el fenómeno de la Conquista, cada una de ellas con una lógica propia, ambas con comportamientos diferentes, basados en valores diferentes. Si no es así, advierte Langebaek en esta misma conferencia, “nuestros modelos mentales para comprender el comportamiento del otro simplemente fracasan”. Y es precisamente en donde se está fallando hoy día al abocar el estudio del fenómeno de la Conquista, pues este se está haciendo desde un sólo punto de vista: el de la racionalidad. ¿Qué significa eso? Que se está haciendo desde la óptica de lo que para el hombre de hoy es la racionalidad. En otras palabras, se está midiendo el comportamiento de unos y otros con los parámetros de lo que hoy se considera racional, bueno o, sencillamente, lógico. La palabra clave es comprensión: comprender esa realidad de manera objetiva, sin subjetividades y sin contaminación alguna de sesgos personales.

Despejado ya este panorama, el autor hace un recorrido por todas aquellas aristas del fenómeno de la Conquista, que le permiten al lector atento ir uniendo las piezas del rompecabezas para tener finalmente un panorama de las cosas que sucedieron y cómo sucedieron y sacar, finalmente, sus propias conclusiones. ¿Cuáles esas aristas o, al menos, cuáles las más interesantes?:

Las huestes conquistadoras: recorridos militares que hacían los españoles para someter las diversas tribus indígenas. Un ejemplo muy conocido fue el de la hueste de Gonzalo Jiménez de Quesada. Era la estrategia militar puesta en marcha expresamente para actuar en los territorios de Indias, así terminaron los españoles dominando todas estas tierras. Es muy interesante este aspecto de la Conquista, porque si hay algo que uno se pregunte es cómo hicieron tan poquitos españoles para someter a todo un continente con grupos tan pequeños de militares.

La respuesta indígena: si algo caracterizó la manera como los indios afrontaron los ataques de los españoles fue la enorme dispersión, sus disensiones y divisiones internas, lo que les impidió hacerle frente unidos a todo lo que se les vino encima con la Conquista. Una situación que los españoles habilidosamente supieron aprovechar; de otra forma, talvez la estrategia de las huestes no habría dado los mismos resultados.

La religión: el ala militar y el ala religiosa fueron dos elementos fundamentales en la Conquista, hasta el punto de que el uno sin el otro talvez no hubiera podido perdurar. El libro no entra en detalles sobre lo que era la visión religiosa de los indígenas ni sobre la manera como los indios reaccionaban cuando se les obligaba a convertirse al cristianismo. Sería interesante conocer más sobre ese aspecto.

El oro americano: el oro, las perlas, la plata. En última instancia, lo que a los conquistadores y, en gran medida, a la Corona de Castilla le interesaba eran las riquezas que producían las minas de América, lo que llevó también a cometer tantas injusticias y tantas equivocaciones a la hora de tratar de consolidar su gran imperio. Paradójicamente, el oro de América no sólo no enriqueció al país, a España, sino que fue una de las causas de su debilitamiento.

Conclusión

Cada una de las piezas anteriormente señaladas, más otras que por limitaciones de espacio no alcanzo a incluir aquí, hay que mirarlas, como dice Langebaek, de manera objetiva e independientemente una de otra, pero también en su conjunto y entrelazamiento mutuo, para poderlas entender en toda su profundidad. Por otra parte, España, a la que le cayó el descubrimiento de América como un inesperado baloto para el que no estaba preparada, talvez hubiera podido sentar las bases para hacer de Hispanoamérica una civilización desarrollada líder en el mundo, si hubiera encontrado el camino adecuado para lograrlo.

Nota: ilustración tomada del libro Conquistadores e indios, Carl Henrik Langebaek.

Lea también: Conquistadores e indios – Parte 3 



Por Rubén Darío González Zapata 
Nacido en la vereda La Lindaja 
Corregimiento Alfonso López 
(San Gregorio) - Ciudad Bolívar 

 

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