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La experiencia de la Corporación Adagio 

Adagio es una entidad sin ánimo de lucro con presencia en diferentes regiones de Antioquia. Nació como una propuesta alternativa a la gestión de las administraciones municipales, que se considera insuficiente y limitada frente a los retos de transformación social y cultural que requieren los territorios y las comunidades. Conversamos con Patricia Orozco Toro, directora general de la Corporación Adagio y docente de cátedra de la Universidad de Antioquia.

¿Cuál es la visión de Adagio sobre la inclusión de la diversidad sexual y de género?

A medida que hemos ido recorriendo los territorios y consolidando proyectos, hemos confirmado la importancia de hacer pedagogía social, de visibilizar historias, de crear narrativas que hablen de los derechos, de celebrar las diferencias y tejer redes que nos permitan vivir sin discriminación y violencias. Este es un tema que compete a toda la sociedad, se trata de la capacidad que tenemos como sociedad antioqueña de conocer, reconocer, respetar y valorar la diferencia. Siempre hacemos una invitación amable a conversar y compartir, que aprendamos en conjunto y que trabajemos en unidad para que nunca ninguna persona se sienta mal ni sea violentada por su identidad de género o preferencia sexual y/o afectiva.

¿Cómo ha sido su presencia en el Suroeste de Antioquia?

Adagio es una organización de cobertura departamental y particularmente en el Suroeste hemos tenido presencia en municipios como Urrao, Titiribí, Hispania, Ciudad Bolívar. También hemos realizado procesos conjuntos con mujeres del Resguardo Indígena Karmata Rúa de Jardín. Recientemente desarrollamos la primera versión de la Escuela de las Diversidades con el Colectivo Ikuna, también en Andes.

¿Cuál es la motivación principal de la Corporación para enfocarse en la diversidad sexual y de género en la región? 

Es importante destacar que esta apuesta ha sido muy bien recibida en general. Hemos contado con el respaldo de líderes y lideresas de los territorios, de organizaciones sociales, de universidades, de algunas alcaldías, plataformas de juventudes e incluso juntas de acción comunal. Lograr esas sinergias es una motivación para seguir trabajando en este tema en particular. También es importante reconocer que falta mucho trabajo por hacer, y que debemos persistir porque lamentablemente las violencias y la discriminación se siguen dando.  

Trabajamos todo el año, no sólo en junio. Esto no se trata de desempolvar un tema sólo un mes. Es algo que nos interesa abordar en todos los lugares y en todo momento. 

¿Cuáles son los mayores desafíos hoy?

Si bien Adagio no tiene injerencia asociada a políticas de inclusión, pues sabemos que ese es un deber del Estado, representado en las alcaldías y otras instancias, sí tratamos de aportar desde nuestras posibilidades. Allí nuestros desafíos son de presupuesto, de cobertura o de incidencia. Por supuesto si tuviésemos más recursos, nuestra cobertura sería más amplia. 

¿Qué impacto positivo ha tenido el trabajo de la Corporación en la promoción de la diversidad sexual y de género en la región?

Todo lo que hemos logrado ha sido positivo, ha significado aprendizajes, afectos que se tejen, o que sean cada vez más personas replicando el mensaje. Adagio también ha sido un puente y una plataforma para otras personas y organizaciones; siempre tratamos de instalar capacidades y enseñar un poco de lo que hemos aprendido en todos estos años de recorrido; de este modo el paso de Adagio por los territorios motiva e incentiva a seguir transitando este camino de lucha y resistencia. 

Conoce más en Instagram de la Corporación Adagio: @adagiocorporacion

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