La frase más recordada recientemente de Rigoberto Urán, junto con su subcampeonato del Tour de Francia, es: “yo qué voy a saber güevón”. Lo que hoy queremos resaltar es que cuando Rigo habla de su forma de expresarse, manifiesta que dejar su sencillez sería como usar una máscara pues cuando se pierde la originalidad, se pierde la esencia.
No es desfachatez o grosería. No es simplemente recocha o burla. Es reconocer lo que somos, lo que sentimos y lo que corre por las venas: el orgullo por nuestra tierra nos hace ser originales.
Rigo con sus palabras nos conecta con el Suroeste: con el señor de la tienda de la esquina, con los campesinos, con los merenderos del campo de nuestros pueblos, con la señora del chance, con los niños cuando van al colegio o a jugar al río, con alguna creencia de las abuelas como que el banano da inteligencia y fuerza, y va uno a ver y sí: da energía.
Rigo con su sencillez no niega sus raíces así esté parado en un podio en los Campos Elíseos, en París Francia. Rigoberto Urán conectó el éxito con las personas de a pie no solo del Suroeste sino de Colombia.
Otra lección del deportista, es que los sueños y los triunfos se logran con trabajo constante; con pedalazos día tras día para seguir avanzando; con caídas, claro, que nos dan fuerzas para llegar a una meta y seguir preparando el camino. Para alcanzar el triunfo no se necesita fingir o posar; las máscaras nos hacen perder la esencia.
Mijito, ¿qué lo hace a usted original? Desearíamos tener la respuesta, pero es un ejercicio personal. Un ejercicio que nos ayuda a reconocer a las personas, los lugares que habitamos, los problemas que generamos, las oportunidades que brindamos y las raíces de nuestros antepasados.
Mijitos, como Rigo nos llama en sus redes sociales, la sencillez no tiene que ver con la elegancia y delicadez al vestir, o con el hecho de vivir con poco y ser feliz. La sencillez es reconocer el valor del otro con los pies en la tierra.
A Rigo sin duda, Urrao lo acompaña a donde va; forma parte de su esencia, de su originalidad. ¿A usted qué municipio lo acompaña a donde vaya?, y ¿Qué lleva de esa tierra?
Como dicen muchas de nuestras mamás: mi Dios les pague y tomen nota.