Cada 25 de noviembre, Colombia se une a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha que invita a visibilizar, reflexionar y actuar frente a todas las formas de violencia que afectan a niñas, adolescentes y mujeres. Aunque se trata de una jornada global, en el país el mensaje toma fuerza en los territorios, donde las realidades son diversas y los retos, a veces, más profundos.
Un día que nace de la resistencia
El 25N tiene su origen en la historia de las hermanas Mirabal, tres activistas dominicanas asesinadas en 1960 por su oposición a la dictadura de Rafael Trujillo. Su muerte se convirtió en un símbolo de lucha y dignidad y en 1999 la ONU declaró esta fecha como el día para denunciar todas las formas de violencia contra las mujeres y promover acciones concretas para erradicarlas.
En Colombia, la conmemoración ha tomado fuerza en la última década, impulsada por movimientos feministas, organizaciones sociales y políticas públicas que buscan transformar imaginarios y garantizar una vida libre de violencias.
Una agenda que recorre las regiones
En el marco del 25 de noviembre, la Gobernación de Antioquia ha desarrollado durante todo el mes una amplia programación en las nueve subregiones del departamento, con el propósito de impulsar una transformación cultural que cuestione estereotipos y aporte a que todas las mujeres estén seguras y vivan libres de violencias.
A través de la campaña #NoEsNormal, ¡Hagámoslo visible!, se adelantan activaciones culturales y pedagógicas para movilizar alianzas con administraciones municipales y entidades comprometidas en promover la reflexión y la acción frente a las violencias basadas en género, incluidas aquellas que se han naturalizado y que sostienen otras formas más graves de agresión.
El Suroeste: memorias, desafíos y movilización
En el Suroeste antioqueño, donde persisten barreras para acceder a rutas de atención y donde muchas violencias siguen normalizándose, las iniciativas de sensibilización tienen un peso especial. La región será escenario de la obra “Mujeres de Arena”, una puesta en escena que se llevará a cabo en Pueblorrico y que combina teatro, danza y música para honrar a las mujeres víctimas de violencias basadas en género.
La pieza artística no sólo sensibiliza, sino que se convierte en un acto de resistencia y de reconocimiento a aquellas historias que no deben repetirse. Es, al mismo tiempo, un ejercicio de memoria y un llamado urgente a comprender que la violencia no es un asunto privado, sino un problema que impacta a las familias, las comunidades y el desarrollo del territorio.
Una tarea de todos los días
El 25N recuerda que la violencia contra la mujer no es un asunto privado ni silencioso sino un problema estructural que exige compromisos reales. Desde las instituciones, pasando por las organizaciones sociales, hasta la ciudadanía, la tarea es compartida: creerles a las víctimas, no normalizar conductas dañinas, fortalecer las redes de apoyo y exigir que las rutas de protección funcionen con oportunidad y humanidad.
La movilización en las subregiones de Antioquia demuestra que la transformación cultural es posible cuando los territorios se involucran. Pero también deja claro que el esfuerzo debe ser permanente, el 25N es un recordatorio de que la vida y la dignidad de las mujeres no son negociables.




