Colectivo Juvenil Angepolitano Desde Angelópolis
El Paro Nacional ha sido una oportunidad para que se creen colectivos en el Suroeste conformados por distintos actores: jóvenes, grupos, intereses, rabias, amores y sentires que se unen en el grito de una arenga. En la cuenca de La Sinifaná, municipios como Amagá, Angelópolis y Titiribí compartieron la experiencia de vivir una historia marcada por la minería que ha dejado heridas en el territorio que jóvenes hoy sienten el impulso y la necesidad de sanar. Es ahí cuando las juventudes ponen en marcha sus voluntades unidas en la coyuntura para habitar el pueblo que les vio nacer. Este es el caso del Colectivo Juvenil Angepolitano.
Este colectivo nace por la iniciativa de algunos jóvenes que convocaron a una reunión para hablar no solo de problemas nacionales sino también locales. Problemáticas ambientales, políticas y cívicas comenzaron a movilizar este colectivo, pero además la motivación de “sacar al municipio de una burbuja”, como cuentan sus integrantes.
“Muchos jóvenes veíamos esto, que en el pueblo se actuaba como si no sucediera nada, que se actuaba aislados, y vimos la necesidad de unirnos con una agenda, la primera marcha en el marco del Paro Nacional la hicimos el 19 de mayo y desde entonces el colectivo ha empezado a crecer: se crearon las redes sociales, propuestas para incidir en procesos de participación en el municipio; así como la reactivación de espacios para la cultura y el arte, nuevas movilizaciones y jornadas de pedagogía orientadas a la comunidad”, cuenta uno de sus integrantes.
No somos la república independiente de Angelópolis
Foto: Nataly Ortiz.
Aquí sus palabras, pensamientos e intenciones:
En la vertiente occidental de la Cordillera Central se cierne sobre abruptas elevaciones e inabarcables montañas de los Andes, una pequeña aldea, Angelópolis, El Balcón del Suroeste, pues se abren paisajes insondables.
Entre tangos, guascas y milongas que suenan los días de descanso y el trabajo arduo de la semana, Angelópolis se ha edificado sobre un mineral que abunda, que se asoma a la vera de los caminos, y aunque el carbón ha levantado y mantenido la vida de sus habitantes, también ha sido un peso enorme para generaciones enteras, pues la explotación minera ha deteriorado el espíritu de sus viejos, los sueños de sus jóvenes y la solidez de sus montañas.
Desde el Colectivo Juvenil Angelopolitano queremos apostarle a un municipio distinto, a un Angelópolis que garantice la seguridad y soberanía alimentaria de sus pobladores a través de prácticas agroecológicas que respeten la tierra, que siembren como siembra la naturaleza. Le apostamos a un Angelópolis repleto de artes y ciencias, que permita a nuevas y antiguas generaciones generar un verdadero contacto con su territorio; a un Angelópolis que le apuesta a una economía sostenible y no ponga su futuro en manos de una actividad extractivista con fecha de caducidad; a un Angelópolis que proteja su agua, sus plantas y animales, que entienda la importancia y necesidad del equilibrio ecosistémico y logre divisar estas riquezas que brillan más que el oro.
Somos jóvenes hijos del carbón que anhelan un nuevo Macondo, un nuevo Balandú, que nos inspire vida e invite a soñarnos sin limitar nuestras posibilidades a una localidad monótona y agobiante. Soñamos un territorio autónomo, digno y sobretodo: justo. Creemos en un cambio de ideales y acciones que valoren y respeten nuestras tradiciones y del que todos tendremos que ser actores. Creemos en la tierra que cultivamos, en el sol que nos alumbra, en el agua que nos baña y en las montañas que nos protegen. Creemos en esta “ciudad” custodiada por Ángeles y levantada por gente incansable y trabajadora.Queremos ser un ejemplo de que podemos actuar y hacer cambios, porque unidos somos más fuertes, unidos somos más.