La solución, al parecer, está en la conciencia y en pasar de la reflexión a la acción
Por Felipe Correa Correal Abogado Asesor y Consultor en Derecho Ambiental, corporativo y urbanístico. @pipecorreac pipecorreac.blogspot.com.co
No se si lo han notado pero la existencia del plástico en nuestras vidas se ha vuelto tan común que pasa desapercibido en nuestras manos.
Casi todos los elementos que nos rodean cotidianamente tienen compuestos plásticos. Sin embargo, y a pesar de las virtudes de durabilidad y versatilidad que posee este material, la desechabilidad ha opacado sus virtudes y el rastro ambiental es de alto impacto.
Partamos del ejercicio de evaluar cuántos de los elementos que lo rodean al leer este artículo están compuestos por elementos plásticos.
Quizá los resultados no le quepan en los dedos de la mano porque la industria creciente del plástico nos está regalando un ahogador abrazo gracias a nuestros malos hábitos de consumo.
Actualmente el mundo genera un aproximado de 400 millones de toneladas anuales de material plástico, permitiendo el reciclaje de solo el 10%. De esa producción, cerca de 200 millones de toneladas corresponden a plástico de un solo uso.
El panorama en Colombia no es el más halagador considerando que a 2018, el país tuvo un consumo cercano a los 1,4 millones de toneladas de resinas plásticas según Acoplásticos.
En palabras de la ministra de Medio Ambiente del Perú, Fabiola Muñoz Dodero, “la historia del plástico podría ser descrita como la historia del exceso”. La costumbre desatada después de los años 60 y que rompió con los protocolos de calidad y durabilidad, habituales hasta esa época, nos ubicó como especie en una era de consumo desaforado y de desechabilidad para cambios de apariencias suntuarias.
Un exceso que hoy nos tiene ad portas de nuevas emergencias mundiales impredecibles para una industria que crece y crece en un mundo consumista.
El plástico no es malo por sí mismo
El problema del plástico radica en la circularidad que no encuentra como material por falta de conciencia ciudadana, ausencia de fuerzas de mercado en la industria y la inadecuada planeación y ejecución de políticas de revalorización de residuos.
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El problema del plástico somos sus usuarios
Lo que ahora tiramos tiene que convertirse en insumo y admitir procesos de circularidad y sostenibilidad. La solución, al parecer, está en la conciencia y en pasar de la reflexión a la acción. Los compromisos personales, gubernamentales y de instituciones públicas y privadas tienen que hacerse realidad y volcarse a permitir una articulación de acciones que nos lleven a convivir con el plástico de una manera diferente.
¿Puede pasar más de una hora sin tocar elementos de plástico?