Llevar los zapatos en la mano, caminar tres kilómetros por más de dos horas y llegar sucio al colegio, fue el diario vivir de Cristian Esteban Montoya Mejía, un niño de 10 años, quien a diferencia de otros de su edad, no soñaba con ser futbolista, cantante o astronauta, sino con ver pavimentada la ruta de su vereda.
Su abuela Marta Mejía, oriunda del municipio de Titiribí, vereda Loma El Guamo, empezó a sufrir del corazón al tiempo que el camino que debía cruzar diariamente mostró sus achaques, no por la edad, sino por la falta de mantenimiento.
Parecía paradójico para el niño soñar más con una ruta que con jugar con sus amigos. Una explicación de este pensamiento peculiar se tradujo en que la tranquilidad de su familia se acabó, cuando el clima inclemente empezó a arrastrar las pocas piedras que servían de pavimento en el sendero.
La familia de Cristian, campesinos de hacha y machete y apasionados por el cultivo de papa, yuca y fríjol, debían caminar horas interminables para poder sacar estos productos al parque central de Titiribí. Esta actividad con los días le pasó cuenta de cobro a la salud.
Cristian cuenta que la única forma de sacar a su familia de este “purgatorio” era pavimentando la calle, un sueño que para él era más difícil que conocer a James Rodríguez, su futbolista preferido.
La Alcaldía de Titiribí decidió renovar su plan de trabajo y encontró en los niños, una manera creativa y honesta de mejorar el municipio. En cierta ocasión, convocó a los menores para que pintaran cómo soñaban su vereda y Cristian, en primera fila, dejó que la punta del lápiz en unión con su imaginación trazara lo que sería una obra que transformaría la vida de la vereda El Guamo.
Una ruta sin mucho detalle y perfección fue el dibujo que Cristian construyó. Más adelante, ese trazo rústico se convirtió en una realidad, porque la Gobernación de Antioquia, en asocio con la Alcaldía, hizo del sueño de aquel niño, el futuro de Titiribí.
La Gobernación de Antioquia trabajó por más de ocho meses para sacar adelante el sueño de Cristian Esteban del papel y lo logró, porque aquello que parecía un simple dibujo de un niño campesino fue la inspiración del Plan de Desarrollo del alcalde de Titiribí, Santiago Ochoa.
Ahora, Cristian afirma que sacar los productos al mercado no es un sufrimiento; por el contrario, la vía se convirtió en una ruta de progreso donde puede jugar con sus amigos, pasear con su abuela, ir a la escuela sin llegar sucio y seguir imaginando sin limitaciones.