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Jefferson y Jessica Jaramillo, son dos hermanos oriundos del municipio de Fredonia, apasionados por el cuidado y la salud.

Jessica, laboratorista dental, también es experta en micropigmentación de labios y cejas. Jefferson, cosmetólogo y enfermero auxiliar, es un joven extrovertido y carismático. Ellos comparten una conexión especial como hermanos y una pasión por ayudar a los demás a través de sus respectivos oficios.

Jefferson y Jessica confiesan que se han destacado por ser un poco vanidosos, pero lo ven como una cualidad positiva. Desde pequeños han sido influenciados por la importancia de cuidar su apariencia y embellecerse. Recuerdan cómo su familia siempre les inculcó la idea de mejorar su look. Esta mentalidad los llevó a visualizar un centro estético donde pudieran ayudar a otros a sentirse mejor consigo mismos, tanto hombres como mujeres.

Para Jessica y Jefferson, contar con un centro estético siempre fue un sueño compartido. Su familia, especialmente su mamá, María Eugenia, y sus hermanos, Elian y Daniela, fueron el motor principal para lograrlo. A pesar de que a veces muchas personas cuestionaban sus sueños o intentaban desanimarlos, el amor y este apoyo incondicional los motivó a seguir adelante.

Para ambos, el mayor logro es ver a sus clientes satisfechos y agradecidos después de cada cita, “cuando la gente me ve en la calle y me dice que trabajo muy bien, que es algo diferente en el pueblo, que notan el resultado en la piel y el amor que pongo, eso es el mayor logro para mí. Las palabras de las personas son lo que más me enorgullece”, dice Jefferson.

A pesar de enfrentar desafíos, como la dificultad para tratar los problemas de sus clientes, Jessica y Jefferson siempre mantienen una actitud optimista. Estos retos los han motivado a superarse y confiar en el proceso. Otro desafío significativo era el espacio limitado para realizar los procedimientos. Sólo habían adaptado una habitación en su casa, lo que, aunque acogedor, era insuficiente para la cantidad de citas que tenían. Jefferson recuerda que un día, su mamá y su hermano vieron un espacio desocupado y les sugirieron que lo visitaran. “Nosotros dijimos, ‘acá fue’. Nos contactamos con el dueño, y él nos dijo, ‘esto es para ustedes’. Así que empezamos a planificar, decidimos qué habitación sería para qué tratamiento, y comenzamos a buscar materiales y recursos para hacerlo realidad», nos contó Jefferson.

Jessica y Jefferson recuerdan la unión al construir este espacio, tanto su mamá como sus hermanos los apoyaron: “todos nos reuníamos, nos quedamos hasta las dos de la mañana organizando, limpiando, sacudiendo, barriendo”. Fue así como en familia construyeron el Centro Estético Henko, “día tras día seguimos transformándonos para brindar lo mejor”.

Jessica y Jefferson seguirán motivando a otros jóvenes del municipio a hacer realidad sus proyectos de vida.

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