Por Rubén Darío González Zapata Nacido en la vereda La Lindaja Corregimiento Alfonso López (San Gregorio) Ciudad Bolívar
Los liderazgos son indispensables en todo grupo humano, incluido nuestro corregimiento de San Gregorio, y generalmente surgen como una respuesta a las necesidades colectivas o situaciones de apremio y conflicto. Por su naturaleza, podemos dividir los liderazgos así: 1) El institucional, que es el que se tiene por ser representante de una institución, tales como organismos del Estado (nacionales, departamentales, municipales); por ser representante de organizaciones religiosas como la Iglesia Católica, o por ser representante de organizaciones civiles, por ejemplo, las juntas de acción comunal. 2) El liderazgo personal, que es el que resulta de las cualidades y características intrínsecas de personas que tienen vocación y aptitudes para influir en grupos sociales. Tal vez lo más importante en esta clasificación sea que ambos tipos de liderazgo no son excluyentes sino complementarios y mirados desde este punto de vista, podemos decir que el summum de un liderazgo eficiente se da en la combinación de ambas cosas o, dicho de otra forma, el liderazgo más poderoso ocurre cuando a las cualidades personales del líder se les une el poder que otorga la condición de ser representante de una institución, elementos que, al interactuar de manera constructiva, forman una especie de círculo virtuoso para producir lo que podríamos llamar el liderazgo ideal.
Las escuelas que se han dedicado a la formación de personas en el campo del liderazgo señalan que un buen líder debe reunir unas determinadas características, las que generalmente tienen que ver con elementos tales como ser visionario, tener sentido de compromiso, saber escuchar, saber comunicar, tener capacidad para inspirar o motivar y ser humilde, entre otras muchas, dependiendo del enfoque de cada escuela (algunas hablan hasta de 20 características y otras solo señalan 5). Todas ellas son importantes, pero me gustaría hacer énfasis en dos, las que además casi siempre aparecen en los diferentes listados que uno puede consultar en los libros que existen sobre este tema:
- El don de la inspiración y la motivación.
Es con mucho la característica más importante de un líder, porque finalmente lo que un buen liderazgo busca es despertar en cada grupo o en cada individuo con el que interactúa esa fuerza interna que hay dentro de cada uno de ellos, para que éstos la pongan luego al servicio del esfuerzo que les permita alcanzar sus propios objetivos o para construir por sí mismos las soluciones a los problemas a los que se están enfrentando, y eso se consigue es con capacidad para motivar y para inspirar. Dicho de otra manera, lo que busca un líder es lograr que quienes forman parte de su ámbito de acción se conviertan en seres sin dependencias, con las herramientas necesarias para forjar por sí mismos su propio destino. Es lo que distingue también a un buen profesor con respecto a sus estudiantes. En otras palabras, el líder es ante todo un guía, no un solucionador de problemas; un orientador que muestra el camino, no alguien que camina por los demás. Alguien que es capaz de encender en los otros la llama de la fe para que recorran con confianza su propio camino.
- El visionario.
Si hay algo que ha marcado de manera especial a las grandes personalidades del mundo a través de la historia es su capacidad de visión. La capacidad para imaginar mundos posibles y trabajar en su logro sin dejarse desanimar por la magnitud de sus desafíos. Son esas las personalidades que han cambiado nuestra realidad y nos han llevado a ser lo que somos hoy. Podríamos señalar muchos ejemplos, pero solo me voy a referir a uno que nos atañe directamente: Simón Bolívar. Qué pensaríamos hoy si un joven cualquiera, parado frente a nosotros, dijera: ¿juro que no descansaré hasta convertir a América Latina en la región más desarrollada del mundo? Lo menos que podríamos pensar es que este tipo es un loco. Sin embargo, fue una cosa así lo que dijo Bolívar estando en Roma, en el Monte Sacro, allá por el año de 1805, cuando juró no descansar hasta lograr la independencia de América Latina; algo que para ese momento seguramente era una tarea, si no imposible, sí sumamente compleja. Y esa visión fue la que inspiró y le dio la razón de ser al resto de la vida de Bolívar. El resto ya lo conocemos. Eso lo que demuestra es lo fundamental que resulta para un líder ser visionario, en otras palabras, trabajar dentro de proyectos futuros, definidos, ambiciosos y, claro, también realistas.
¿Qué tiene todo esto que ver con San Gregorio? ¡Mucho! Porque el concepto de liderazgo no es algo esté destinado solamente a personajes de las grandes ciudades, a seres con títulos y pergaminos académicos de prestigiosas universidades o a grandes empresarios que, como el rey Midas de la Mitología griega, convierten en oro todo lo que tocan. De hecho, San Gregorio ha contado siempre personas con capacidad de liderazgo a través de su historia, así muchos no hayan sido conscientes de ello, y actualmente cuenta con personas con potencial de liderazgo que vienen actuando con el propósito de consolidarlo. Pero me gustaría decir que tenemos un gran desafío, que es el de convertir todo ese potencial en un esfuerzo unificado en torno a un proyecto social del San Gregorio que queremos tener para el futuro, en otras palabras, una visión del San Gregorio del mañana que le quisiéramos dejar a nuestros hijos y nietos de hoy. Es importante que dejemos de vernos como personas incapaces de romper las barreras de nuestras limitaciones mentales que nos hemos ido construyendo, esas que nos hacen sentir como gentes incapaces, dependientes de las ayudas del gobierno o de las promesas de políticos de turno, para adquirir conciencia de que, como comunidad, estamos en capacidad de tomar en las manos la responsabilidad de nuestro propio futuro, teniendo como guías e inspiradores a líderes salidos de nuestras propias filas. Solo empecemos por sentir que somos capaces, el resto dejémoslo a nuestra inspiración.
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