Una conversación sobre diversidad, desafíos y amor
Katherine Adhara Ossa Flórez del municipio de Urrao, antes se llamaba John Sebastián pero nunca le gustó tener ese nombre, no se sentía identificada. Va a estudiar Enfermería y tiene una técnica en Comercio, es presidenta de la Plataforma Municipal de Juventud y representante de la Mesa Diversa. Participa del Partido Verde, hace parte del Consejo Territorial de Planeación y de un grupo de arte de su pueblo.
“Me gustan mucho las series, las películas y la naturaleza, estar sola en un ambiente natural, pensar, escribir, meditar, leer y escuchar música son mis gustos, sobre todo me encanta estar en cualquier proceso que sea social y que tenga que ver con comunidad”.
Kathe es una persona alegre, extrovertida, por todo saca una risa, “simplemente vivo mi vida sin meterme en la vida de los demás, soy yo, nadie puede detenerme ni impedirme que sea yo. Soy muy sarcástica, me encanta como soy. Obviamente uno tiene sus momentos malos, pero casi todo es bueno en mi vida y trato de ser la mejor persona que pueda ser”.
¿Cómo inició tu historia diversa?
Yo cuando era chiquitica sentía más gusto por las cosas de chica: la ropa, el maquillaje, las lociones, pero me daba miedo expresarlo. Incluso me acuerdo de que cuando mi mamá salía de la casa yo me maquillaba al escondido de ella y me ponía tacones y todo eso; yo siendo una niñita de 7, 8, 9 años y me ponía ropa de mujer, y cuando mi mamá llegaba, yo pues… nunca pasó nada, pero entonces empecé a cuestionarme, qué quiero yo.
Mi vida es como muy larga, porque luego yo entré a una religión cristiana y no fue porque mis papás me dijeron que entrara, fue por decisión propia, pero me decían: tienes que suprimir tu identidad, tu gusto sexual; y yo decía: listo, lo voy a hacer porque me gusta mucho esta religión. Pero a lo último yo decidí que tenía que expresar mi identidad de género. Yo entré como de 14 años y salí el año pasado de esa religión y todo ese tiempo reprimí mis deseos.
En septiembre de 2020 tomé la decisión y me reconocí como miembro de la comunidad LGBTIQ+, salí del closet a mis 17 años y empecé a vivir mi vida, empecé a maquillarme, a vestirme de mujer y a pintarme las uñas. Yo dije: yo no soy un hombre gay, soy una mujer. Apenas en febrero de este año, 2021, empecé con el proceso de ser una chica. Regalé toda mi ropa y mi papá me dijo que qué es esto, que cómo así y yo le dije que era porque hacía parte de mi proceso. Ya mis amigas me empezaron a regalar ropa, algunos amigos me apoyaron y todo fue un proceso.
Mi familia es un poco homofóbica y tuve una pelea con ellos, la pelea de que me aceptaran. A veces me dicen Katherine, a veces me dicen Sebastián. También he sufrido maltrato por algunos integrantes de mi familia, cuando tienen rabia me tratan como la marica; todo eso me lastima pero yo trato de ignorarlos. Por eso me he alejado de mi familia y es mejor así.
Cuando mis amigos del colegio se enteraron, me dijeron que ya sabían que yo era así, porque yo tengo muchas facetas de mujer, así yo naciera hombre mi perfil siempre ha sido súper femenino, mi cara no es súper masculina, mi cuerpo… yo tengo cuerpo de mujer, a mí me dicen que me veo más linda como mujer que de hombre.
¿Cuáles son los desafíos de vivir una historia diversa?
Primero que todo al rechazo de mi familia. Todavía tengo problemas con ellos, cuando se enojan conmigo se desquitan con mi género. También la sociedad, la sociedad es muy machista en ese sentido, porque aunque hay muchos que me apoyan acá en Urrao, hay otros que dicen ahí va la marica, la puta, la trans. Yo no les presto atención, esos han sido los desafíos más fuertes. Y yo creo que hay un desafío que me ha marcado mucho, ya no me pasa tanto, yo voy caminando y digo: no, por esa calle no quiero pasar porque sé que me van a molestar, entonces mejor voy a dar la vuelta por otra calle.
Los asumí no prestándoles atención, y listo seguía pa donde iba y en algunos casos sí me toca defenderme y exigir respeto. Pero casi todos los desafíos los he asumido con mi rol de líder, porque me he parado en el parque, en programas que hemos hecho y me he dado a respetar.
¿Qué significa para ti ser diversa en el Suroeste y en Urrao?
A veces me invitan de la Mesa Diversa a otros municipios y yo me siento feliz de lo que soy y dónde estoy, y me gusta cuando me dan ese reconocimiento, porque me ha tocado luchar mucho para estar donde estoy. En el municipio me siento súper bien, de hecho, me dicen la bichota y me siento bien siendo la bichota.
Yo tengo mi novio, llevo tres meses con él y estoy súper feliz, porque él me coge de la mano y las personas dicen: ahí va la bichota con el novio. No lo puedo creer y eso me hace sentir súper feliz, y les digo que lo crean porque yo no soy una persona rara, yo también necesito amor. Me gusta ser un ejemplo en Urrao y el Suroeste para las personas que quieren salir y ser ellas mismas, eso es lo lindo de ser una trans, ser una chica trans diversa.
¿Con qué otras historias diversas te encontraste en el camino?
A mí me ha gustado ser líder y me esfuerzo por ser líder. El año pasado estuve en Medellín en un encuentro departamental de Región Arcoíris y conocí una mujer trans que se llama Kata Rendón, ella es de El Peñol y es una líder muy fabulosa, y yo creo que ella fue mi inspiración para decir que yo puedo ser una líder trans, que puedo luchar por mi municipio, por el Suroeste, por mi departamento.
Acá en el municipio soy amiga de unas chicas trans que llegaron de Venezuela, y cada fiesta, cada momento que paso con ellas me enseñan algo: que la diversidad o ser diverso es muy bonito y que ser feliz es lo más lindo de la vida. Me cuidan mis amigas y me cuido yo. Con ellas me conecto porque les tocó pasar por mucho, luchar mucho, en el momento no hay tanto bullying en el municipio pero antes sí. Ellas me cuentan su experiencia y yo me digo: si ellas pudieron, yo también puedo. Entre esas amigas están Kimberly, Yannys, Bárbara, Yenifer, Jhoana, Luna y Sofía, siete chicas trans de acá de Urrao, algunas ya se fueron para Medellín pero siempre las llevo en mi memoria, son muy lindas.
¿Cómo la amistad y tener sistemas de apoyo, ayudan a afrontar los retos de una vida diversa?
La amistad sirve mucho, yo me alejé bastante de mi familia porque me hacían sentir mal, aunque en algunas ocasiones hablaba con ellos yo me alejé y busqué una segunda familia. Junior, que es el hijo de una muchacha que se llama Johana, nieto de Emily y hermano Yunary; es mi vecino, son mis vecinos. Junior es de la comunidad y él y yo vivimos lo mismo, salimos del closet al mismo tiempo y fue muy lindo porque desde ese momento sabíamos que íbamos a seguir juntitos y la familia de él se ha vuelto como una segunda familia para mí, yo los amo demasiado y siempre estuvieron conmigo al igual que mis amigos y me dan ese apoyo que necesito.