Cuando le preguntan a los Mijos quiénes son, Valeria responde entusiasta que son un parche poderoso, donde se gestan ideas y se lucha, un espacio de juntanza en el que todos son bienvenidos. Los Mijos son artistas, poetas, líderes, callejeros, montañeros, estudiantes, feministas, en pocas palabras, una mezcla explosiva de cultura y pensamiento.
Los Mijos, Mijas y Mijes fundadores se conocieron entre 2015 y 2020 en parches juveniles, en paseos de pueblo, en encuentros subregionales y de amigo en amigo, todos con el firme propósito de HACER, de no quedarse quietos. En los parques de los pueblitos del Suroeste antioqueño fue naciendo la idea: juntarse al margen de cualquier institución. Cada vez que volvían a coincidir en algún lugar surgía la conversación “¡Parce nos tenemos que juntar todos!”.
La idea fue corriendo de voz a voz y tomó forma en agosto de 2021 cuando muchos de esos amigos que se habían conocido en otros espacios se reunieron en un encuentro de jóvenes sobre control social convocado por Conciudadanía, una organización de la sociedad civil sin ánimo de lucro, que promueve la participación ciudadana, la paz y el cumplimiento de los derechos. En ese encuentro se hizo oficial la necesidad de organizarse, de formar un colectivo juvenil, de hacer algo con esa gran red de jóvenes tejida a lo largo de los años.
– ¿Nos ayudan?, preguntaron a Conciudadanía y la corporación decidió apoyarlos.
El bus ya estaba listo y los pasajeros en sus puestos ¡Era hora de arrancar!
Los Mijos que para entonces no se nombraban así, se pusieron las pilas para concretar la iniciativa y convocar a otros jóvenes del Suroeste, bajo la premisa de “generar un parche seguro para la juventud, no impuesto por una institución o una alcaldía sino planeado y vivido por la gente del territorio”.
Daniel, un Mijo veterano (porque está allí desde que Mijos pertenecía al mundo de las ideas) comenta que las instituciones carecen de un diagnóstico honesto de las necesidades de los jóvenes y pretenden llegar con soluciones a problemas que no conocen, por eso se juntaron, porque son jóvenes del territorio que saben cuáles son sus necesidades y realidades, y las ponen sobre la mesa y las discuten, necesidades como espacios de partición ciudadana y política donde sus opiniones sean tomadas en cuenta para la toma de decisiones, oportunidades de educación y empleo dentro del territorio, inclusión y cumplimiento de sus derechos.
La alianza con Conciudadanía posibilitó el desarrollo de un encuentro subregional para organizarse, los apoyaron con el transporte, la asesoría y guía metodológica.
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En octubre de 2021 en el municipio de Titiribí con la participación de 80 jóvenes nació MIJOS, el Movimiento Independiente de Jóvenes del Suroeste, una muchachada que con su energía mueve el bus para recorrer las montañas, caminos y trochas del Suroeste antioqueño. Resaltaron y dejaron muy en claro que serían un movimiento independiente, con libre albedrío para decidir dónde y en qué temas incidir. Como movimiento su máximo órgano decisorio sería la Asamblea General.
Ya organizados, tuvieron que pensar en un nombre que los distinguiera, llegaron a MIJOS, una sigla que además de legitimar su independencia les da identidad con el lugar que habitan; con su esencia montañera este nombre es un tributo a una palabra creada por los abuelos, porque los mijos son hijos de la tierra, están orgullosos de serlo y dispuestos a luchar por su territorio.
Este primer encuentro también fue un espacio para compartir emociones, reflexionar sobre el poder de la amistad, cantar al ritmo de Alcoholyricoz y Chau, y disfrutar del performance Grito de Valeria.
Recorrer esta región con sus 23 municipios es una aventura difícil y hermosa, las carreteras están en mal estado, pero los destinos recompensan el viaje, las montañas son tan altas como las nubes y en algunos lugares da la impresión de estar en el cielo, la comida suele ser barata y deliciosa y siempre se encuentra con quien hablar. Hay muchas cicatrices y temas que hay que tratar con prudencia y por supuesto hay un montón de cosas por mejorar, los Mijos se le midieron a esa aventura y lo están logrando.
Los Mijos decidieron definirse como movimiento juvenil porque es el tipo de organización que más se adapta a sus propósitos y les permite generar mayor incidencia, también establecieron algunos temas comunes en los que enfocan su trabajo: arte, cultura, género, mujeres y comunidad LGBTIQ+, defensa del territorio, ambiente y control social.
En el primer semestre de 2022 se activó la agenda de los Mijos con encuentros por cuencas hidrográficas (Cartama, Penderisco, San Juan y Sinifaná), espacios para reconocerse y activar nuevos municipios con el objetivo de realizar un plan de trabajo sectorizado que tuviera en cuenta todas las realidades del Suroeste. Cada grupo analizó e identificó la situación en sus territorios, los lugares seguros, peligrosos, los posibles aliados para llevar a cabo estrategias y cuál era el panorama social frente a los temas de interés para el movimiento.
Los jóvenes de la Cuenca del Cartama se encontraron en Santa Bárbara en un centro agrocultural llamado Pandora, conversaron sobre el arte, los procesos agroambientales, culturales y rurales. La Cuenca San Juan se reunió en Hispania, un pueblo de samanes que ha sido lugar de encuentro para la juventud en múltiples ocasiones, los Mijos estuvieron en salones para talleriar y luego parcharon en el parque. Los de la Cuenca de la Sinifaná se reunieron en Amagá en un restaurante para apoyar el emprendimiento local y luego recorrieron las calles. Finalmente, a los jóvenes de la Cuenca del Penderisco les toco más duro, por problemas de transporte y hospedaje no se pudieron encontrar en su propia cuenca, pero Titiribí los recibió con los brazos abiertos y allí se reunieron para hablar de su territorio.
Durante ese primer semestre, el movimiento se vinculó con PAS – Pensamiento y Acción Social, una organización que trabaja con las comunidades indígenas Bernardino Panchí en Pueblorrico, Karmata Rúa en Jardín y La Mirla en Támesis, varios Mijos estudiantes de comunicación viajaron hasta allí para trabajar de la mano con jóvenes indígenas en la creación de una campaña de comunicación para contar y visibilizar las realidades, contextos, pensamientos e ideas de la juventud indígena.
Así surgió Daera Turo, (Nosotros somos, en Emberá), una exitosa campaña difundida a través de redes sociales que refleja la identidad de estos jóvenes en videos, fotografías, camisetas y pañoletas. Los jóvenes de estas comunidades se unieron al movimiento y se convirtieron en Mijos y proyectaron un acompañamiento mutuo entre las comunidades indígenas y el movimiento.
Cuando llegó el momento de la anhelada Asamblea General, la primera en la historia de los Mijos, a principios de agosto de 2022 en Jericó, hicieron memoria de todo lo vivido: el acumulado de ideas, planes, intenciones, pero no tenían claro el cómo y se hicieron una pregunta clave ¿Qué necesitan las ideas para volar?
En la Asamblea se alinearon los chakras de más de 80 jóvenes que habían explorado su tierra gracias a Mijos, juntos formularon soluciones a los problemas encontrados e hicieron planes y propuestas para seguir trabajando en cada cuenca. Diseñaron su logo y construyeron cometas que elevaron antes de devolverse para sus municipios. Ratificaron que las ideas para volar necesitan de buenos pilotos que tengan toda la intención de llegar muy alto.
Los primeros retos
En estos 14 meses de existencia, MIJOS también ha hecho presencia en otros espacios, en cada cuenca hay varios de estos muchachos dispuestos a trabajar y luchar por los temas que los mueven. “Nos mueven intereses y motivaciones comunes: los derechos de las juventudes, la montaña, las mujeres, las comunidades diversas, los lenguajes artísticos”.
Desde su línea de defensa territorial llegaron hasta Leticia en el Amazonas al Encuentro Nacional Juventudes Diversas por la Vida convocado por la Unión Europea para aunar fuerzas frente a la crisis climática.
Realizaron un ciclo de conversatorios sobre memoria y verdad en Angelópolis, Andes, Fredonia y Jericó para socializar algunos capítulos del informe de la Comisión de la Verdad, propiciaron encuentros con mujeres y organizaciones que trabajan por la erradicación de las violencias y realizaron posters sobre diversidad sexual y de género en la región.
En su línea de control social se encontraron con consejeros municipales de juventud, muchos de ellos también son Mijos o son amigos de los Mijos, en estos encuentros le metieron la ficha a hacer veeduría de los presupuestos para la juventud, rendir cuentas y analizar algunas de las necesidades comunes de los CMJ del Suroeste.
En noviembre el parche se vivió en Támesis, en el marco del Festival del Río que unió lazos y generó reflexiones profundas en quienes asistieron y colaboraron, avivó la esperanza y les recordó a los Mijos la importancia del arte, el cuidado del territorio, del agua y de la vida.
El viaje de estos jóvenes ha estado lleno de aprendizajes, hacen parte de algo grande llamado MIJOS, de una forma de organización “muy loca” como ellos mismos la llaman, son su propia motivación para encontrarse y generar acciones conjuntas. La logística y la planeación viene desde adentro y no necesitan de nada más, el presupuesto se lo rebuscan para hacer realidad las ideas y siempre llegar juntos al destino.
¿Qué han aprendido los Mijos? Valeria no duda en responder: “para mí lo más teso es que organizarnos nos permitió acompañarnos mediante el parche, porque la lucha es larga y son muchas luchas que hay que hacer y recorrer, muchos caminos ¡Aquí estamos y nos acompañamos en el Suroeste! Me duelen todos los pueblos así sea de uno o de otro, estamos haciendo el junte porque nos sentimos región”.
Tres palabras esenciales
Justamente en las conversaciones de los Mijos hay tres palabras que se convierten en lugares comunes y que dan cuenta de quiénes son y por qué se juntaron; la primera, por supuesto es el parche, un parche que por naturaleza y de forma orgánica tiene siempre un sutil toque político, social y filosófico. La segunda palabra es territorio, porque los Mijos aman el pedacito de tierra donde nacieron y su Suroeste no tiene fronteras, y la tercera palabra es lucha, una lucha que no es material sino simbólica por la defensa del agua como sanadora y la montaña como terreno fértil donde germinan las ideas.
Nataly, la Mija creadora de las bellas fotografías, responde a la pregunta con un polo a tierra: “organizarnos nos mostró cómo sentar cabeza, cómo llevar a cabo las ideas y asumir las responsabilidades de los cargos que muchos de los jóvenes que conforman el movimiento asumieron como ser CMJ, entendimos procesos, el cómo”.
Posdata. Los Mijos, Mijas y Mijes son de esos jóvenes que están metidos en todo, que parece que su día tuviera más de 24 horas y que la energía nunca se les agota. También son muy sensibles, les duele lo que le pasa al prójimo, jóvenes dispuestos a perseguir la verdad y a dejar su tierra un poco mejor de lo que encontraron. ¡Mijos, muy tesos!