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“Una muchacha que también trabaja con el cuerpo, se encontró por este lado, el cuerpo de ella lo encontraron con una cabeza de una muñeca y la cabeza, la encontraron en la nevera con el cuerpo de la muñeca”, testimonio mujer del Suroeste (2015)

Este relato no es de ficción, no hace parte de una metáfora, tampoco es el fragmento de una terrorífica novela, ni mucho menos es la estrofa de una canción, de esas donde la mujer es la culpable, o la mártir, la protagonista de su propia tragedia al lado de un hombre que ‘por tanto amor’, le arrebata la vida antes que dejarla ir.

Y es que bajo la errónea categoría de ‘crímenes pasionales’, algunos sectores de la sociedad buscan justificar la culpabilidad de los hombres que asesinan a sus parejas, exparejas, vecinas, amigas, compañeras de trabajo, familiares e incluso desconocidas; sin embargo, argumentos como “todo paso como producto de un ataque de ira e intenso dolor”, están siendo controvertidos desde las leyes y la academia para evidenciar que los feminicidios ocurren bajo una lógica machista donde las mujeres no son vistas como personas autónomas y se cree que sus vidas no tienen valor.

Quizá nunca sabremos el nombre de la víctima que describe el testimonio, no conoceremos cómo era su rostro, qué música le gustaba, qué desayunaba, a quién amaba, con qué soñaba; lo que sí queda claro es que fue brutalmente asesinada por un hombre que la trató como un objeto.

Como este son muchos los casos de feminicidios ocurridos en el Suroeste y que fueron recopilados en el ‘XIV Informe sobre la Situación de Violación de Derechos Humanos de las Mujeres, 2015’, realizado por Vamos Mujer y Mujeres que Crean, donde además de cifras, se describen los tipos de violencias predominantes en Medellín y en otras dos regiones de Antioquia: Oriente y Nordeste, territorios donde ambas corporaciones ejercen desde hace varios años una labor formativa con diversos grupos feministas.

 

La violencia sexual, la violencia intrafamiliar y los feminicidios, tristemente hacen parte del día a día de las habitantes de esta región que, como muchas otras en el mundo, han naturalizado las violencias contra ellas durante décadas.

Según el informe, entre 2014 y 2015 fueron asesinadas 322 mujeres en Antioquia, aproximadamente 30 de los casos ocurridos en ese mismo periodo de tiempo, se presentaron en el Suroeste.

Aunque en el 2015 se registraron 36 casos menos que el año anterior, la investigadora Estefanía Rivera asegura que: “aunque haya una disminución, las violencias contra las mujeres son una constante, y lo que interesa es revisar el móvil que genera las muertes”.

Mientras que entre enero y agosto de 2014, con el mismo periodo en 2015 (corte del informe), en el Nordeste se registraron 15 casos y en el Oriente 13.

Frente a los presuntos agresores se encontró que:en las tres subregiones se observa la tendencia de que fueron hombres que tuvieron algún tipo de vínculo o relación afectiva, erótica y/o sexual con las mujeres víctimas. (…) El feminicidio es la reafirmación del poder ejercido sobre ese cuerpo de mujer, es un acto dirigido a la devastación y eliminación del ser”.

Municipios como Salgar y Concordia, hacen parte de la lista de territorios donde en el presente año han sido asesinadas mujeres. Dos de los casos más recientes en esta región, son los de Blanca Luz Arredondo Mejía (Salgar) y Liliana Patricia Castrillón Arenas (Concordia).

De ellas sí conocemos sus fotografías, los oficios a los que se dedicaban, las formas en que fueron agredidas hasta la muerte y quienes fueron los victimarios: a Blanca Luz, su compañero sentimental la ahorcó. El hombre huyó pero hace un par de meses fue capturado por la Policía.

Mientras que a Liliana Patricia, su exnovio le disparó en la cabeza y tras el hecho se suicidó.

Datos del Observatorio de Asuntos de Mujer y Género de la Secretaría de las Mujeres, evidencian que entre 2014 y 2015 en Antioquia, fueron 3 los feminicidios ocasionados por ahorcamiento, mientras que por arma de fuego fueron 121 casos. El año pasado cada dos horas fue violentada una mujer por parte de su pareja.

En ambas historias, había antecedentes de agresiones físicas y verbales. A ellas hombres a los que conocían, les truncaron sus proyectos de vida y ¿por qué no los denunciaron?

En el ‘XIV Informe sobre la Situación de Violación de Derechos Humanos de las Mujeres’, las investigadoras Claudia Marín y Estefanía Rivera, explican que: “es frecuente que las mujeres que padecen violencia intrafamiliar o sexual, oculten sus situaciones, las particularicen y encierren en la privacidad de sus hogares y callen, por miedo o vergüenza, por esto no basta con promover la denuncia, es apremiante que el Estado provea los mecanismos adecuados”.

Se entiende por tanto, que los vacíos en las instituciones encargadas para prevenir, atender y erradicar todo tipo de agresiones, contribuyen a la impunidad “Sí, hay casos muy graves, por decir: no hace un mes el esposo mató a la señora y a la hijita de 3 años, lo que dicen es que él mató primero a la niña para que ella sufriera, ella ya lo había demandado ante la policía y la fiscalía, y a él le dijeron que no la podía maltratar entonces ya no vivían juntos”. Testimonio mujer del Suroeste (2015).

En lo que va corrido del presente año, 731 mujeres han sido asesinadas en Colombia, 81 casos corresponden al departamento, así lo señala el Instituto Nacional de Medicina Legal. Cabe recordar que en julio de 2015, el Congreso de la República aprobó la Ley 1761 llamada Rosa Elvira Cely en honor a la mujer bogotana que fue empalada y asesinada por un conocido en el año 2012.

Esta ley determina hasta 41 años de cárcel para la persona que cometa feminicidios (asesinatos por razón de género) y los tipificó como delitos.

Sin embargo, en el informe Marín y Rivera señalan que si bien este es un importante antecedente jurisprudencial que reconoce la violencia feminicida: “la aplicación en Antioquia de dicha ley, parece ser el reflejo de la precariedad del sistema judicial para recopilar información y estadísticas que permitan investigar y diferenciar los homicidios y feminicidios. (…) persiste una interpretación y aplicación tendiente a desrenponsabilizar a los agresores priorizando estereotipos de género”.

Según la ONU, en Colombia una de cada cuatro mujeres es asesinada a manos de su pareja o expareja.

En el 2014 con relación a la violencia intrafamiliar, En el ‘XIV Informe’ se halló que el Suroeste tuvo una tasa de 185.67 mujeres víctimas de violencia de pareja por cada 100 mil mujeres, por su parte el Nordeste tuvo una tasa de 180,18, y el Oriente de 164,46 mujeres por cada 100 mil habitantes.

Frente a este tipo de violencia, el Instituto Nacional de Medicina Legal, informa que unas 49.712 mujeres se han visto afectadas este año en todo el territorio.

Respecto a la violencia sexual se encontró que: en Antioquia el 85.5% de los casos de presuntos delitos sexuales registrados en 2014, ocurrió contra mujeres. En el Suroeste se registran 80,72 casos por cada 100 mil mujeres, cifra inferior a lo ocurrido en el Oriente, donde se presentaron 100 casos por casa 100 mil mujeres. En el Nordeste fueron 95,51 casos por casa 100 mil mujeres.

Con relación al Suroeste, Estefanía Rivera plantea: “esta región está pensando en potenciar el turismo a partir de los grandes proyectos, y en el informe encontramos la estrecha relación entre las redes de tráfico sexual y las redes de explotación sexual comercial, por ende, administradores y administradoras de los territorios tienen que tener presente que las inversiones y los proyectos afectan no solo la economía sino las dinámicas sociales culturales y familiares, sobre todo de las mujeres, porque en la mayoría de los territorios somos más del 50% de la población”.

El Observatorio de Asuntos de Mujer y Género también destaca que en Antioquia, cada día, 7 mujeres son víctimas de delitos sexuales.

Por causa del conflicto armado en el país aproximadamente unas 5.000 mujeres han sido víctimas de violencia sexual (ONU), frente al tema, la DIJÍN agrega otro dato preocupante: “cada 28 minutos una mujer es agredida sexualmente en Colombia”.

Y precisamente hablando del conflicto armado, las mujeres del Suroeste también hacen parte de las estadísticas sobre desplazamiento forzado con 346 víctimas, de las cuales 290 corresponden al municipio de Urrao (Registro Único de Víctimas del Gobierno, 2015).

Este sin duda, es uno de los mayores flagelos de la guerra en Colombia, que según ACNUR, ha generado 6,9 millones de casos desde 1985 hasta 2015 (corte del informe).

Es por esto que en la versión número XIV del ‘Informe sobre la Situación de Violación de Derechos Humanos de las Mujeres’, se hizo necesario incluir la perspectiva de paz, reivindicar el papel político que desde sus territorios ellas pueden ejercer para contribuir en el posconflicto. Al respecto, los testimonios recopilados evidencian la esperanza que las mujeres tienen en el acuerdo de paz: “representa una oportunidad histórica para comenzar la transformación social, comunitaria e individual”.

¿Qué está haciendo la Secretaría de las Mujeres?

Luz Imelda Ochoa, secretaria de esta dependencia, explica que Antioquia cuenta con la Mesa Departamental para la prevención, atención y erradicación de las violencias contra ellas, aunque hace hincapié en que: “la violencia contra las mujeres está latente al interior de los hogares, está arraigada en muchas mentes y corazones de la población. La violencia no es normal, no es normal que te griten, que te golpeen no es normal ¡es un delito! invito a las mujeres a conozcan la legislación, la Ley 1257 del 2008”.

La ley referida por Ochoa tiene como objeto: “la adopción de normas que permitan garantizar para todas las mujeres una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado”.

Hablando de herramientas, el pasado 25 de noviembre en el marco de la conmemoración del ‘Día Internacional por la Eliminación de las Violencias hacia las Mujeres’, la Secretaría de Gobierno departamental lanzó el ‘botón del pánico’, una APP de seguridad en línea para dispositivos móviles con la que se busca que las mujeres denuncien si son víctimas de agresiones: “esta aplicación  pretende crear círculos de apoyo de seis personas cercanas a las que eventualmente en caso de encontrarse en una situación de emergencia, pueda ser utilizado para enviar señales de peligro con la ubicación geográfica. La aplicación inicialmente, no enviará alertas a las autoridades pero se espera que en los próximos meses dicha conexión se pueda hacer”.

Queda entonces un gran compromiso con la construcción de una nueva conciencia sociocultural, donde las mujeres no sean vistas ni tratadas como objetos, donde sus opiniones no sean ‘cuotas’ en los diferentes escenarios de relacionamiento y participación política.

El respeto hacia las mujeres debe partir de la premisa de que también son seres humanos y por tanto, tienen los mismos derechos que históricamente solo les han sido otorgados a los hombres de forma natural.

 

 

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