El Suroeste antioqueño es una región montañosa con inmensa riqueza hídrica y biológica, está conformada por 23 municipios anclados sobre los tres pisos térmicos; unos sobre la vertiente oriental del ramal principal de la Cordillera Occidental en límites con el departamento del Chocó, y otros en la vertiente occidental de la Cordillera Central, dando forma a un tramo del cañón del río Cauca.
La economía, a pesar de sus crisis y conflictos por la tenencia de la tierra en manos de hacendados desde el proceso de la colonización hasta la actualidad, sigue sustentada en el agro.
Historia
A finales del periodo colonial, en el siglo XVIII, se empezó a hablar por primera vez de un camino a Caramanta desde los vecinos de Santa Bárbara, para crear conexiones alternativas a las que había entre el río Buey y el camino viejo de arma del periodo colonial, para llegar a Supía o Popayán. Desde finales de ese mismo siglo inició un poblamiento disperso y espontáneo de personas que transitaban desde los sitios poblados de la provincia de Antioquia como Medellín, Marinilla, Rionegro y Santa Fe de Antioquia.
Entre el río Cauca y el río San Juan se crearon municipios como Nueva Caramanta en 1837, y ese momento se conoció como la incorporación de la frontera “despoblada” por las instituciones de Antioquia y Popayán, a pesar de que allí habitaban comunidades indígenas que fueron invisibilizadas.
Posteriormente, el Suroeste se comenzó a consolidar a mediados del siglo XIX con el poblamiento de la Aldea de Piedras, hoy municipio de Jericó, y la Aldea de Soledad, hoy municipio de Andes.
La economía de pequeña propiedad agraria se consolidó con el objetivo de dinamizar el mercado, formando pueblos y expandiendo la frontera socio demográfica.
La frontera mencionada sólo llegaba a lugares como Titiribí, Amagá, Fredonia, y al otro lado del río San Juan no había un control institucional, pues aún no había pueblos, y era reconocida como la periferia de lugares como Medellín.
Se empezaron a formar, a mediados del siglo XIX, los pueblos y la construcción de una frontera departamental, como se ve hoy con Chocó o Risaralda, y surge el Suroeste, como una categoría institucional y geográfica que se empieza a asignar al conjunto de estos pueblos. Así, los habitantes comenzaron a ser reconocidos como pertenecientes al Suroeste, por estar ubicados al Suroeste del centro geopolítico de Medellín. Allí se empieza a fortalecer Medellín como ciudad y centro de comercio y política, así mismo el Suroeste se consolida como región independiente.
En 1877 se crea el primer departamento del Suroeste, para nombrar a los pueblos que estaban en el proceso de construcción, esto se configura inicialmente con la creación de pueblos aledaños a un río, para incorporar una frontera que se consideraba “vacía”, sin presencia institucional, considerada un “desierto” por los funcionarios de Medellín. Se crea una red comercial, red de caminos y red de conexiones y desplazamiento entre un lugar y otro.
La creación del Suroeste fue un proceso multicausal. La emergencia del café como materia prima de exportación, y su diversificación y masificación, consolidó la economía del Suroeste que persiste hasta la actualidad.
Economía
Hablar de la economía permite entender el proceso histórico de la colonización de la región. Es importante hacer referencia a la agricultura de subsistencia como el cultivo de maíz, caña, tabaco, frijol, arroz, café, papas y cacao, una agricultura que se conecta con las dinámicas económicas de pueblos indígenas y campesinos.
En 1870 se plantea que gran parte del Suroeste se estaba convirtiendo en zona ganadera, valorando que esa actividad era combinada con el cultivo del café; estas dos economías han definido la vocación económica de la región, y hoy eso nos ayuda a comprender los conflictos ambientales alrededor de los proyectos mineros. Por otro lado, se reconoce la minería de aluvión y de beta como fuente económica, sobre todo, en municipios como Caramanta, Támesis y Andes ¿no?, pero esto no ha determinado su vocación económica, por el contrario, como sí ha sucedido con la actividad agropecuaria, que ha determinado y sustentado la economía a pequeña, mediana y gran escala.
En 1871 hubo un debate sobre la economía regional:
“Siendo el antioqueño únicamente agricultor, comerciante y manufacturero, hoy tendría mejor asegurado su porvenir, porque sin duda es más sólida y estable la prosperidad que se alcanza a ese modo, que el mentido bienestar que nos ofrecen los tesoros que de ser ciertos o son difíciles de encontrar, están con alto grado de explotar o se acabarán mañana”.
Este argumento de Teodomiro Llano fue fundamental para que se empezara a configurar un territorio de vocación únicamente agropecuaria, donde hay un importante rol de las economías campesinas.
En el caso del Suroeste cercano a Medellín, se identifica la economía del carbón, específicamente en Amagá, combinando la práctica de carbón, cultivo del café y la ganadería. En la confluencia del río San Juan también hay minería de materiales de construcción, además la Mina del Zancudo en Titiribí fue determinante en la financiación de proyectos amplios en el país.
Conocer la historia de la región y entender las dinámicas económicas, es de suma importancia para reconocer las identidades y culturas compartidas que se constituyen en patrimonio ambiental, social y cultural.
Fuentes:
Laura Gaviria Vargas, Historiadora de la Universidad Nacional.
Yamid González Díaz, Antropólogo de la Universidad de Antioquia.
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