Muchose habla del impacto que la minería tiene sobre el medio ambiente pero poco se reflexiona sobre cómo el Estado, las multinacionales y las comunidades con vocación minera, pueden llegar a consensos para que en vez de destruir,se elija sanear.
En Antioquia varios municipios han sido vehementes a la hora de mostrar su rechazo frente a posibles proyectos de exploración y explotación minera, es el caso de Jardín, Jericó, Támesis, Urrao, y Guarne.
Protección del medio ambiente, del patrimonio y del sector turístico, son los argumentos empleados por las comunidades para movilizarse en contra de cualquier asomo de actividad minera en sus pueblos o veredas. Estos habitantes consideran que en sus regiones como herencia y beneficio para conservar sus recursos naturales, deben prevalecer las actividades agrícolas, ganaderas y comerciales, además en la defensa de estas cuentan con el apoyo de los dirigentes que presiden sus pueblos.
En el resto del país varios departamentos también han sentado su voz de protesta frente al desarrollo de la minería, el más reciente es Putumayo (ubicado al Suroeste del país), con la negativa de una comunidad indígena al proyecto de exploración de una petrolera que a su paso afectaría extensas áreas de bosques incluidas sus fuentes hídricas.
Volviendo a Antioquia donde la minería no solo ha afectado diversos afluentes de agua y con ello a un sinnúmero de hábitats, nos encontramos con Buriticá (ubicado en el Occidente del departamento) donde la pobreza, el desplazamiento forzado y la influencia de grupos armados ilegales al margen de la ley, son atizados por la fiebre del oro.
Sin embargo, son muchos los territorios avocados a la minería porque sus cimientos fueron instaurados en esta práctica económica y si bien no pretenden que esta menoscabe el paisaje, el río, la llanura, el conjunto ambiental que determina su geografía, sí creen en una exploración y extracción responsable, fundamentada en decisiones colectivas.
La mesa está tendida para el diálogo entre todos los entes implicados, para tejer consensos desde las regiones sobre la implementación de la minería, para encontrar soluciones que desde la tecnología y la innovación permitan extracciones más limpias y menos perjudiciales, para decir SÍ o decir NO amparados en lo que la voz del pueblo determine.
Creemos que una minería responsable que permita el equilibrio entre lo que toma y lo que le devuelve al medioambiente, seguro puede generar progreso, por el contrario, desconfiamos de una minería impuesta, esclavizante y ajena a la armonía natural, pues esta solo trae desarraigo y muerte en todos los sentidos.