Editorial. Mujeres constructoras de paz

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Sabemos que las violencias son físicas, sexuales, económicas, patrimoniales, simbólicas y psicológicas. A pesar de que tenemos muchas leyes que nos amparan, aún hace falta que las mujeres conozcan estas leyes, las rutas de atención, y sobre todo que los servidores públicos atiendan a las mujeres de una manera adecuada, pertinente, eficaz y oportuna, y no, por el contrario, que nos revictimicen. Necesitamos funcionarios sensibles al género.

Desde la agenda ciudadana definimos que es necesario que los funcionarios públicos contribuyan a romper con las barreras de acceso a la justicia y servicios de salud con calidad. También deben ser efectivos los procesos disciplinarios, penales y acciones sancionatorias a funcionarios y gobernantes que incumplen los mandatos propios de la atención para mujeres víctimas de violencias.

Una de las grandes luchas que como mujeres hemos librado es hacer visibles las múltiples violencias basadas en género, con plantones y acciones públicas, exigiendo el derecho a una vida libre de violencias y atención integral. Hemos realizado acciones de incidencia para dar a conocer la Ley 1257 de 2008, que previene y sanciona las violencias basadas en género y brinda lineamientos para una atención integral que solicitamos para las mujeres víctimas de violencia.

La sociedad ha sido muy permisiva y justifica las violencias, aquí se requiere un trabajo de sensibilización muy intenso para no ser cómplices. En algunos municipios del Suroeste ya tenemos la Casa de la Mujer y en otros Secretaría de la Mujer u Oficina de la Mujer, pero tristemente a estos espacios o instancias se les asignan pocos o ningún recurso.

Las mujeres del Suroeste soñamos con una región libre de miedos, guerras y violencias. Queremos un Suroeste con oportunidades reales de educación y autonomía económica para que las mujeres puedan salir de los círculos de violencia en el que están inmersas.

Las mujeres aportamos a la construcción de paz en el Suroeste con la transformación de nuestra vida personal, familiar y profesional, así mismo la transformación de los espacios que habitamos. Seguiremos tejiendo lazos de hermandad con nuestras compañeras.

Construimos paz con la formación que la institucionalidad nos brinda, con las alianzas que hacemos que nos enseñan a reconocer nuestro territorio, que la vida es sagrada y que hay que protegerlo para que la vida continúe en armonía.

¿Qué es urgente? Desaprendernos de la cultura machista y aprender a reconocernos como sujetos de derecho y construir territorios más seguros y sororos para la mujer.

Editorialistas invitadas: Emilsen Cardona Ríos – Santa Bárbara | Teresita Gómez Murillo -Venecia

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