Una profunda tristeza envuelve a Urrao y al Suroeste antioqueño tras conocerse los hechos que cobraron la vida de una niña de cuatro años y dejaron con graves quemaduras a su hermano de apenas dos, en la comunidad indígena Portón del resguardo Andabú. La tragedia, ocurrida el pasado 10 de mayo y denunciada anónimamente el 23, ha causado consternación por las circunstancias que la rodean y por el clamor de justicia y protección que vuelve a resonar en la región.
El rescate del niño herido se produjo el 24 de mayo, gracias a un operativo articulado entre la Gobernación de Antioquia, a través de la Secretaría de Salud, el Dagran, la Alcaldía, el Hospital y la Personería de Urrao. El menor fue evacuado en helicóptero desde la comunidad ubicada a dos días de camino de la cabecera municipal, y actualmente recibe atención especializada en Medellín. Además del menor herido, las autoridades también brindaron atención médica a un bebé de apenas 20 días de nacido que estaba con la madre.
Según los primeros indicios, el incendio se habría originado por la caída de licor en una fogata durante una celebración comunitaria, lo que genera preocupaciones profundas sobre la negligencia en el cuidado de los menores. Mientras tanto, la niña fallecida fue sepultada en su comunidad.
Este es el cuarto hecho reportado en lo que va del año en el que se vulneran los derechos de niños o mujeres en esta comunidad. Frente a esta situación, el alcalde de Urrao, Nilson Barrera, expresó públicamente su preocupación:
“Desde la Administración Municipal de Urrao, en compañía de la Personería Municipal, rechazamos los graves hechos que se vienen sucediendo en las comunidades indígenas de la zona lejana. Realmente queremos que estos hechos no vuelvan a suceder. Ya son cuatro hechos victimizantes, en contra de menores de edad, en contra de mujeres. Agradecemos a la Gobernación por el apoyo que nos han brindado para poder atender estas situaciones tan difíciles para nosotros como comunidad”.
También el personero municipal, Miguel Ángel Cordero, entregó detalles sobre la atención y el contexto del caso:
“Recibimos una denuncia por parte de un integrante de la comunidad y otras anónimas donde presuntamente dos niños habían sufrido quemaduras. Desafortunadamente uno de ellos falleció. Nos desplazamos hasta el resguardo Andabú, y encontramos una situación bastante compleja: una madre muy joven, con un bebé de brazos, y el niño herido con quemaduras significativas. Era urgente intervenir. El hecho habría ocurrido hace unos 15 días y el menor permanecía en esas condiciones, lo cual es muy grave”.
Desde la Personería se compulsaron copias a la Fiscalía para que investigue la posible comisión de un delito.
“Desde la Personería el llamado es a ser más conscientes y a rechazar estos actos. Entendemos la lejanía del territorio, pero ante cualquier emergencia, el deber de los resguardos es avisar de inmediato a la Administración o a la Personería para brindar atención oportuna”, añadió el Personero.
Que esta tragedia no pase como un hecho aislado, sino como un llamado urgente a fortalecer la presencia institucional en los territorios, a escuchar a las comunidades indígenas con respeto y compromiso, y a garantizar que ningún niño o niña en nuestro departamento viva en condiciones de riesgo o abandono.