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Qué realidades subyacentes coadyuvaron al naciente cristianismo?

Parte 2

Título: Historia del cristianismo
Autor: Paul Johnson
Naturaleza: Investigación histórica
Editorial: Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U.
Traducción al español de Aníbal Leal y Fernando Mateo

Si algo he ido aprendiendo a lo largo de mis años, en la medida en que un nuevo libro entra a formar parte de mi vida, es que, si quiero aprovecharlo bien, no debo quedarme en la superficie de lo que, lisa y llanamente, dice el texto escrito. Siempre habrá algo que un libro no dice o lo dice entre líneas (mensaje adyacente) y ese algo resulta tan importante (incluso más importante en algunos casos) como el mensaje explícito mismo que, aparentemente, es el objetivo de la obra. Para entender mejor esta idea, me gusta comparar la lectura de un libro con lo que nos ocurre cuando escuchamos una obra musical. Sucede que generalmente fijamos toda nuestra atención en la línea melódica básica, pero no tomamos conciencia plena de la compleja red de notas musicales y demás elementos complementarios de los que va acompañada y que le dan a esta su riqueza y belleza estética que tanto suele agradarnos, incluyendo, además del mensaje escrito, el fenómeno acústico que solemos percibir cuando ponemos mucha atención al tocar un instrumento musical; notas que se insinúan sutilmente al producirse el sonido fundamental y que son la fuente de la que se nutre la armonía.

Pues bien, un libro es igualmente y a su manera, una especie de obra musical (guardadas las diferencias), cuyos elementos armónicos están compuestos en su caso por factores tales como el contexto histórico, cultural y hasta ideológico dentro del cual esta se produce. Percibir esos factores, identificarlos, descifrarlos y armar con estas piezas el rompecabezas resultante para llegar finalmente a un gran escenario armónico en el que todo encaja alrededor del hilo conductor del libro, constituye para mí lo que es la lectura crítica de un libro, y es lo que intento hacer, hasta donde me sea posible, dentro de las limitaciones que me imponen mis escasos conocimientos sobre las ciencias de la historia y sobre el arte de escribir, con el libro La historia del cristianismo.

Ya entrado en la labor propiamente dicha de buscar en el libro, como lo dije antes, cuáles serían los elementos complementarios que giran alrededor del hilo conductor de la obra, buscaré encontrarlos en cada uno de lo que yo llamo puntos de inflexión o puntos críticos de partida que, según se deduce de su lectura, marcaron en su momento un giro fundamental en el desarrollo posterior del cristianismo. El primero de estos puntos y, por obvias razones, el más importante de todos, es el del momento del surgimiento mismo o aparición del cristianismo, como una nueva religión con vocación universalista, dentro del escenario de la historia. Tres circunstancias subyacentes formaron parte de la cadena de factores que llevaron a este surgimiento:

1) La existencia de un pueblo (el pueblo judío) con una férrea creencia en que el suyo era el Dios único universal, lo que para los demás habitantes del Imperio Romano, bombardeados por todo tipo de creencias en multitudes de dioses y filosofías, resultaba ser un planteamiento espiritual que aportaba una respuesta diferente y muy atractiva frente a los grandes interrogantes existenciales del momento; más cuando, ya con el aporte de la visión del cristianismo, se les ofrecía explícitamente la posibilidad de acceder a una felicidad eterna después de la muerte.

2) La existencia de un sistema de gobierno estable como era el del Imperio Romano en aquellos momentos, dentro de cuyo territorio las comunicaciones y la libertad de pensamiento, especialmente en el plano religioso y filosófico –tomando en cuenta, desde luego, las limitaciones y circunstancias propias de la época–, así como la vasta red de judíos helenizados dispersos por todo el Imperio (la diáspora), que de alguna forma facilitó la asimilación de las ideas del cristianismo dentro de la cultura griega de la época; un caldo de cultivo muy adecuado para las nuevas ideas que proponía el cristianismo.

3) El fenómeno Pablo. Como lo destaca Johnson, un personaje jugó un papel fundamental (providencial, diríamos hoy) cuando los primeros seguidores de Jesús se encontraron frente a un dilema crítico, cuyo desenlace era crucial, pues con ello se jugaba el futuro mismo de la nueva religión: Pablo (San Pablo para la Iglesia Católica). La cuestión era la siguiente: ¿Debían estos seguidores continuar considerándose parte esencial del judaísmo, aunque con una interpretación propia de la Ley frente a la oficial establecida por parte del sanedrín, algo así como si fueran una secta al estilo de los esenios, los mentores de Jesús según Johnson? ¿O debería este nuevo movimiento religioso orientar su trabajo a propagar el mensaje de Jesús esencialmente dentro del mundo pagano (los gentiles), desligándose radicalmente de la interpretación que el judaísmo oficial hacía de la Ley, empezando por excluir dentro de sus nuevos ritos, entre otras cosas, el de la circuncisión? La respuesta no era fácil y muchos de los conversos, incluido el mismo apóstol Pedro, se mostraban indecisos. Pero Pablo lo tenía claro: el cristianismo era por sí mismo una nueva religión, con una propuesta definitivamente propia, y su población objetivo deberían ser no solamente los judíos, sino también y de manera especial los llamados gentiles o paganos del Imperio. Finalmente, el grupo liderado por Pablo logró que su posición fuese aceptada sin restricciones.

Así de decisivos para el cristianismo fueron (entre otros) estos tres elementos subyacentes, sin la existencia de los cuales el cristianismo talvez habría evolucionado de una manera radicalmente diferente.



Por Rubén Darío González Zapata 
Nacido en la vereda La Lindaja 
Corregimiento Alfonso López 
(San Gregorio) - Ciudad Bolívar 


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