Por Patricia Luli Fontana Directora Corporación Vamos Mujer
Mujeres negras, mestizas, indígenas, blancas, lesbianas, jóvenes, viejas. Mujeres campesinas y citadinas. Mujeres trabajadoras domésticas, obreras, empresarias, sindicalistas, amas de casa, docentes, desocupadas. Diversas, pero no dispersas nos congregamos y decidimos hacer huelga en nuestros trabajos y lugares de consumo. Hicimos huelga en los trabajos de cuidado y en la educación. El 8 de marzo PARAMOS para mover el mundo hacia un lugar más justo, equitativo que nos incluya a todas. PARAMOS, para demostrar que sin nosotras el mundo también para.
Hartas e indignadas dijimos BASTA en Polonia, en España, en Argentina, Turquía, Putumayo, Santa Bárbara, Urrao y Medellín. En cada rincón del continente y del mundo las mujeres estuvimos de pie y nos movilizamos hacia un mundo más justo, más inclusivo. Por esto y más, las calles el 8 de marzo se tiñeron de VIOLETA.
Hartas e indignadas volvimos a decir BASTA. Basta de injustas, históricas y desiguales brechas salariales. Basta de asesinarnos por ser mujeres. Queremos caminar por las calles sin miedo a que nos violen o nos maten, queremos tener libertad para decidir sobre la maternidad. Basta de recibir bombones o flores junto a tarjetas en las que nos felicitan por ser mujeres.
¡FELIZ día de la mujer! Se repetía en los diarios, en la televisión, en las ventas de flores callejeras. Basta de ser las “reinas de la casa” encarceladas en mandatos culturales que nos ubican en el rol de sumisas, débiles u objetos sexuales.
El 8 de marzo salimos a las calles con diversas consignas, en distintos idiomas. Mostramos que si juntas paramos juntas avanzamos. Mostramos nuestro poder colectivo y de qué somos capaces las mujeres cuando nos juntamos y nos encontramos por las mismas causas… Nuestros DERECHOS.
Este 8 de marzo nos mostramos y le mostramos al mundo que las mujeres somos capaces de QUEBRAR el MANDATO PATRIARCAL de estar divididas, enfrentadas, rivalizando. Que el encuentro con la otra, de a dos, de a tres, de a muchas nos permite volvernos fuertes, con un poder colectivo capaz de transformar las prácticas cotidianas que históricamente nos han discriminado, oprimido y asesinado.
La brecha salarial entre hombres y mujeres en Colombia, según estudio de la Universidad del Rosario, en el 2017 era de un 25% menos. La responsabilidad del cuidado y del trabajo doméstico históricamente asignado a las mujeres y los pocos o nulos programas que apoyen esta sobrecarga hace que las mujeres deban trabajar de manera informal o en actividades poco remuneradas, para así poder cubrir las necesidades económicas y las de cuidado a su familia.
En Colombia de acuerdo con las cifras entregadas por Medicina Legal, en lo corrido de 2018 se han registrado 204 casos de asesinatos de mujeres en diferentes regiones del país.
El 8 de marzo salimos a las calles. Pero también el 9 de marzo, el 10, el 11 y el 12… seguiremos trabajando en los distintos ámbitos de la vida de las mujeres y vamos a exigir a cada Estado que las normas, legislaciones, acuerdos internacionales se cumplan y se apliquen aportando así a que en el mundo las mujeres tengamos nuestros DERECHOS GARANTIZADOS.