Por Roberth Uribe Álvarez Vicerrector general encargado, Universidad de Antioquia
Hoy que el país probablemente se aboca a la suscripción de un acuerdo de paz con las FARC y comienza el proceso para un eventual acuerdo similar con el ELN, los dos grupos de insurgencia armada que aún subsisten en Colombia, es de gran pertinencia retomar la cuestión del análisis conceptual de la paz y los marcos teóricos que desde dicha reflexión surgen para acometer los estudios y la construcción de paz en la Colombia de los posacuerdos.
A este respecto, quiero agradecer el espacio que ha abierto la dirección de EL SUROESTE, proyectado a plantear reflexiones sobre el tema de la paz, y aprovecharlo para proponer el comienzo de una serie de columnas encaminadas a aportar sobre estas reflexiones en el aspecto del concepto o mejor, de los marcos conceptuales de la cuestión de la paz, con miras, especialmente, a aportar a la comprensión de los estudios y la construcción de paz.
Quiero comenzar por reivindicar la propuesta de conceptualización de las Pluralidades de Paces, proveniente de la que podríamos denominar La Escuela de Innsbruck, en donde tiene asiento desde hace varios años la Maestría de Paz, enmarcada en la Cátedra de Paz UNESCO en dicha Universidad, dirigida por los profesores Wolfgang Dietrich y Josefina Echavarría.
Precisamente, se debe al profesor Dietrich[1] el planteamiento aludido: la Paz Transracional, es decir, la comprensión de la paz como un concepto cultural, a partir del cual la paz se asume desde una pluralidad de sentidos y dimensiones, articulados holísticamente, de modo que todos ellos se asumen como válidos, compatibles y complementarios; en otras palabras, cada uno necesario pero no suficiente.
Uno de estos primeros elementos o aristas que integran la paz transracional es la denominada Paz Espiritual o, si se quiere, la paz interior o personal que se deriva de la relación del ser humano con la naturaleza y el cosmos, que termina siendo un asunto de la paz de cada uno con sigo mismo. Esta visión promueve una desoccidentalización de la paz, seguida de un diálogo intercultural Oriente-Occidente sobre la relevancia de la dimensión espiritual del ser humano, que desmarca la racionalidad de las tradiciones occidentales. El planteamiento aquí es categórico: es imposible una paz social si los sujetos no están en paz consigo mismos, pero entendidos como sujetos naturales y cósmicos.
El segundo componente de la Paz Transracional es el de la denominada Paz Moral, es decir, la dimensión de valor ético que tiene el vivir en civilidad los conflictos, sin recurrir a la violencia como el principal modo de relacionarnos, y de dirimir nuestras conflictividades.
El tercer componente es el de la llamada Paz Moderna, ligado a la consolidación de los Estados modernos como territorios soberanos, y a su discurso del contrato social justificatorio de la seguridad ciudadana en dicho territorio, como motor de la paz; si hay seguridad de la vida y los demás derechos y bienes jurídicos básicos de los ciudadanos es posible, entonces, la paz.
El cuarto aspecto corresponde a la denominada Paz Posmoderna, que ductiliza la comprensión territorial grandilocuente de la soberanía estatal y acentúa la importancia de territorialidades más pequeñas, no correspondientes con las del territorio estatal, propendiendo por paces comunitarias. De este modo, no hay una única paz “nacional” sino que hay muchas paces territoriales.
Estos componentes o aspectos conceptuales de la paz son conducentes, integrados holísticamente, a la denominada Paz Transracional, es decir, la paz como algo interior y energético, que va más allá de la racionalidad, aunque incluyéndola.
Todo lo anterior ilustra sobre la conveniencia de que los estudios y la construcción de paz, trasciendan del campo de la racionalidad propio de las dimensiones moral, moderna y posmoderna, e incluyan otras que trasciendan al ámbito transracional que está configurado por las experiencias individuales; y además transiten por la discusión de alternativas conceptuales de la paz, que ojalá permitan la inclusión de elementos (educativos, culturales, sociales, políticos, entre otros) que den cuenta, en diverso grado, de los diferentes aspectos antedichos, sin agotar las posibilidades de reflexión conceptual, que provista de la apertura hacia la pluralidad es conducente a una sana generación de múltiples y diversos conceptos de paz.
La Paz Transracional, es decir, la comprensión de la paz como un concepto cultural, a partir del cual la paz se asume desde una pluralidad de sentidos y dimensiones.
No hay una única paz “nacional” sino que hay muchas paces territoriales.
[1] Cfr. La paz como concepto cultural. Experiencia energética y reconocimiento transracional. En: https://loshilosdelmundo.files.wordpress.com/2012/11/dietrich_la-paz-como-concepto-cultural-copy.pdf