Por Néstor Fernando Romero Villada
Aprendiz de la vida
Celular 3137444135
Correo electrónico: nestorromero7@gmail.com
Un alimento fundamental es el agua potable, lo necesitamos durante toda la vida, podríamos decir que es el alimento universal: lo ingerimos en su estado puro, jugos, sopas, está presente en la constitución química de todos los alimentos, es ingrediente esencial para realizar la cocción, además, es necesario para el lavado de los utensilios de la cocina, garantizando una adecuada higiene.
El agua se produce de manera natural y milagrosa (al parecer en muchos otros de los millones de planetas del universo, no la hay), mediante un ciclo biológico y ambiental muy complejo; por lo tanto, es un gran regalo que debemos cuidar: identificar los nacimientos de agua y protegerlos como algo sagrado, reforestar los bosques, no fumigar con químicos cerca de las fuentes de agua, garantizar que los desechos humanos, agroindustriales o industriales no sean vertidos en las quebradas, entre otras muchas acciones.
Por otra parte, el agua cruda, o sea, la que se toma directamente en la fuente hídrica, no necesariamente es potable, ya que puede contener en exceso minerales como hierro y manganeso, que vienen de las entrañas de la tierra; minerales residuales de actividades como la minería (mercurio), cuando esta actividad no cumple con estándares de calidad en materia ambiental; excrementos de animales o seres humanos; basuras que aguas arriba fueron lanzadas al cauce; residuos de fumigaciones con químicos que se hubieran realizado cerca a la fuente hídrica; e inclusive restos de animales en descomposición.
Ingerir agua cruda significa un riesgo para la salud humana, pues, al hacerlo, ingresan también al organismo bacterias causantes de diarreas y enfermedades gastrointestinales, se estima que las enfermedades diarreicas causan alrededor del 3,6% del total de los años de vida ajustados en función de la discapacidad debidos a enfermedades y causan 1,5 millones de fallecimientos cada año (Organización Mundial de la Salud, 2017).
Por ello, se requiere el tratamiento del agua cruda, de manera que pueda ser apta para el consumo humano, algunos de los procesos que implican costos económicos en la potabilización del agua son:
- Tasas retributivas: construir, de acuerdo a la normatividad vigente, la bocatoma, el lugar donde tomamos los litros por segundo que nos haya autorizado la autoridad ambiental, ya que no podemos tomar toda el agua a nuestro libre albedrío, pues, si así fuera, secaríamos la fuente hídrica.
- Redes de Conducción: un acueducto para conducir el agua cruda, desde la bocatoma hasta la planta de potabilización, pues, debe hacerse con toda la tecnología posible. En muchos lugares estas conducciones son rudimentarias, y con frecuencia, cada que llueve duro, se desempatan pedazos de tubo, y generan problemas en la comunidad por los perjuicios de estos derrames, al verterse, por ejemplo, donde hay un cultivo que costó tiempo y sacrificio hacer.
- Planta de potabilización: tanque desarenador, tanque de potabilización, tanque de almacenamiento.
- Potabilización: se requieren químicos especializados para potabilizar el agua, y estos, son comprados, no regalados, por tanto, cuestan dinero también.
- Costos de funcionamiento: los operarios que trabajan en la planta de potabilización diariamente, y en el mantenimiento de toda la red de conducción también ganan su salario, pues, es un trabajo tan importante como ser maestro o ser conductor de una volqueta, o ser dueño de una revueltería.
- Servicio de laboratorio: cada mes hay que enviar muestras de agua a un laboratorio especializado, para que certifique que el agua si es potable, este laboratorio también cobra por su trabajo.
- Redes de conducción finales: para llevar el agua ya potable hasta los hogares: miles y miles de tubería están enterrados, y aunque no los vemos, costó mucho dinero instalarlos, ellos llevan el precioso líquido hasta cada hogar.
- Tratamiento de aguas: garantizar el saneamiento hídrico que permita devolver el agua consumida en los hogares a la fuente receptora con un alto grado de tratamiento y descontaminación para que aguas abajo más poblaciones puedan usar dicho recurso. Este proceso se desarrolla en Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales – PTAR.
Se escucha a veces a personas que dicen: “no entiendo por qué cobran por el agua, si el agua es de todos, y nos la regaló Dios”, como vemos, esta afirmación es parcialmente verdadera, pues, lo que se cobra en la factura, no es el agua en sí misma, sino todo el proceso de potabilización que fue necesario realizar para que el agua cruda se hiciera apta para el consumo humano.
Vale decir, que, en muchos lugares de Colombia, sobre todo en el campo, lamentablemente no se cuenta con el servicio de agua potable, esto es un indicador de pobreza y de atraso, de la misma manera, en gran cantidad de escuelas rurales los niños y las niñas están expuestos al consumo de agua cruda, lo que redunda en enfermedades gastrointestinales y de la piel aumentando el ausentismo en las aulas de clase. Según el estudio sectorial de los servicios públicos domiciliarios de acueducto y alcantarillado, SUPERSERVICIOS, 2018, de acuerdo con la información reportada por los municipios para el año 2018, la cobertura nacional para el servicio público de acueducto es del 87,54% para el área urbana y del 34,95% para el área rural; se puede apreciar la brecha existente entre ambas áreas y la necesidad de continuar esfuerzos para mejorar el acceso al servicio.
Esta inequidad es una de las razones principales para hacer un consumo responsable del agua potable, no solo para cuidar el bolsillo, sino para garantizar que este precioso líquido pueda llegar a otros seres humanos. Cuando utilizamos agua potable, debemos hacerlo en cantidades moderadas: cerrar la llave mientras nos cepillamos los dientes o al enjabonarnos las manos; en la ducha, mojarnos rápido, cerrar para enjabonarnos y luego juagarnos rápido; al lavar los platos, juagar rápido y de seguido todos los utensilios.
Algunas actividades cotidianas no requieren que el agua sea potable: regar las matas, trapear, lavar la moto o el carro, bañar las mascotas, en estos casos, podría utilizarse el agua lluvia; hay hogares en donde recogen la segunda juagadura de la lavadora para luego trapear con ella; en otros, antes de enjabonar los platos, primero les hacen una pequeña juagadura en una ponchera, y, con esa agua que queda enriquecida con las sobras de la comida, luego riegan las matas.
Como vemos el agua potable es un alimento fundamental, de consumo diario, necesario en materia de salud pública, por ello, cuando hablamos de soberanía alimentaria, es de los primeros que deberían ser garantizados, en esta causa, todos podemos estar comprometidos.
Posdata legal:
El derecho fundamental al agua SÍ tiene una consagración en el ámbito normativo internacional: resolución 64/292 de las Naciones Unidas.
El derecho fundamental al agua NO está consagrado en la constitución colombiana, solo a través de sentencias de las cortes es que se le da tal relevancia y se exige garantizar el derecho al mínimo vital (50 litros persona/día) cuando no se tiene capacidad de pago para acceder comercialmente al líquido, sentencias: T-740 de 2011, T-764 de 2012, T-223 de 2018, T-012 de 2019.
Por Néstor Fernando Romero Villada
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