Vidas que se transformaron con el acuerdo de paz
Por Rubén Darío González Zapata Nacido en la vereda La Lindaja Corregimiento Alfonso López (San Gregorio) Ciudad Bolívar
Comentario
Título: Una guerra después
Autora: Juanita Vélez
Género: Reportaje periodístico
Editorial: Penguin Random House, Grupo Editorial
Edición: Primera edición 2023
Hacía mucho tiempo que andaba buscando un libro que me permitiera conocer, desde adentro de las filas de las FARC, cómo fue la experiencia que vivieron los guerrilleros en el proceso de desmovilización, entrega de las armas, concentración en sitios especiales y fundación del partido FARC a través del cual aspiran a continuar su trabajo político. Porque estoy convencido de que, para entender en toda su dimensión un fenómeno político y social del tamaño del proceso de desmovilización de esta guerrilla, además de conocer el punto de vista de quienes fueron sus protagonistas por parte del Estado, expuestos, entre otras publicaciones, por los libros de Juan Manuel Santos y María Jimena Duzán, nota y de conocer los reparos de quienes han sido sus críticos más radicales desde las filas del C. Democrático, también es necesario conocer, lo más cercanamente que sea posible, cómo se vivió este mismo proceso visto desde la otra cara de la moneda: la de los integrantes de la guerrilla, incluidos sus mandos medios con los guerrilleros rasos y también la de los funcionarios de nivel medio del Estado y miembros de las fuerzas militares, cuyos rostros no solían aparecer en las cámaras de la televisión o en los titulares de la prensa, pero sin cuya participación el proceso habría sido algo imposible.
En ese sentido, el libro Una guerra después, vidas que se transformaron con el acuerdo de paz, escrito por la periodista Juanita Vélez, es un aporte de invaluable importancia, porque es una obra de alguien que se involucró físicamente con los personajes que vivieron (y siguen viviendo) esta experiencia como parte integrante de los desmovilizados o de funcionarios del Estado. Desde allí la periodista nos entrega, de la mano de varios de sus protagonistas, esta otra faceta del proceso desde la perspectiva de quienes lo hacían convencidos de que era la decisión más acertada para ese grupo armado, con una visión, por parte de la escritora, desprovista de prejuicios ideológicos que habrían terminado por distorsionar su mensaje, pero con el suficiente realismo como para poder hacernos entender todos sus intríngulis y, sobre todo, la cara humana – y con frecuencia trágica –, de esos hombres y mujeres que optaron por dejar las armas y los militares de bajo rango que los acompañaron.
Era de esperarse la cantidad de desafíos a los que debió enfrentarse el proceso de desmovilización, en gran parte ignorados o, en el menor de los casos, escasamente intuidos, por quienes seguíamos todos sus avatares a través de los noticieros y los comentarios, casi siempre distorsionados, de las redes sociales. Cosas como tener que depositar toda la confianza en los militares que, hasta hacía muy poco, combatían a muerte y que ahora habían dejado de ser sus enemigos para pasar a ser sus protectores. O volver, ya como civiles desarmados, a convivir con poblaciones de campesinos a los que durante tantos años habían tenidos sometidos por la fuerza de las armas; darles la cara a las víctimas, escuchar sus reclamos, responder a sus preguntas… muchas de ellas ya sin respuesta posible. Uno de esos desafíos, tal vez de los más difíciles, sería el de iniciar una nueva vida trabajando por sí mismos para obtener los recursos necesarios para sostenerse ellos y sus familias, pero sin perder de vista sus objetivos ideológicos que en el pasado habían sido el motor de su accionar, cuyo logro tendrían que buscar, a partir de ahora, en la arena política ya como partido FARC, frente a una clase política curtida, que se mueve en un mundo cuyas prácticas son nuevas para ellos, situación que los ha llevado a tener que vivir uno de los primeros golpes de la realidad.
Una oportunidad que nos da el Destino para revisar la manera como hemos venido construyendo nuestra sociedad.
Increíblemente, aparte de la derrota del SI en el referéndum del 2016 — con todo lo que ello significó en términos de una élite política que se niega a reconocer lo importante que es para Colombia el acuerdo, aún con sus defectos y fallas –, otros problemas han resultado ser más difíciles de lo esperado para el partido FARC: las disidencias, y el estatus de los colaboradores, las llamadas milicias. En el libro, la periodista Vélez hace una descripción muy detallada de estas dos aristas del proceso, que el Estado y las mismas FARC no habían previsto, por lo menos no en toda su dimensión. El primero de ellos, las disidencias, es tal vez el más preocupante, por las consecuencias que el accionar de estos grupos residuales están teniendo en el fortalecimiento del narcotráfico, en el peligro para la vida de los mismos desmovilizados y, algo en lo que tal vez muchos colombianos no nos imaginábamos: el estímulo de tala de bosques de la selva, para convertir esos terrenos en ganaderías por las que cobran vacuna, convirtiendo ese sector en una fuente importante de financiamiento.
Con respecto a las milicias, el libro muestra cómo el gran problema ha estado en que se trata de una masa de colaboradores sobre cuya cantidad, finalmente, había muy poco control por parte de las FARC, debido a que en la práctica no se sabía cuántos eran y cuál era el grado de involucramiento en el proyecto revolucionario de cada uno de ellos, razón por la cual, al momento de la firma del acuerdo, a gran cantidad de estos colaboradores no fue posible incluirlos dentro del grupo de desmovilizados a fin de que pudieran ser favorecidos con los beneficios del acuerdo. Eso generó descontentos, controversias internas. Peor aún, muchos de ellos terminaron migrando hacia las disidencias o a otros grupos delincuenciales armados.
¿Qué concluir de la lectura de este libro? Para mí es clara una cosa: la sociedad colombiana, vista en su conjunto, no ha tomado conciencia de la importancia que la desmovilización de las FARC tiene para el país. Aun quienes estuvimos de acuerdo con el SI, estamos lejos de tener conciencia clara de lo que este hecho significa en términos de ser una oportunidad única para darle un vuelco a la forma como hemos construido la sociedad que hoy tenemos. El Estado mismo, máximo responsable por la implementación del Acuerdo de La Habana, se ha quedado corto en sus responsabilidades, y ni hablar del período del señor Iván Duque como presidente, para el cual su implementación no fue una prioridad nacional. Es por eso que, en estas circunstancias, el libro aquí comentado tiene tanta importancia para los colombianos que queremos construir un mejor país.
Nota: Santos, Juan Manuel; La batalla por la paz; Editorial Planeta; primera edición 2019. Duzán, María Jimena; Santos, paradojas de la paz y del poder. Penguin Dandom House Grupo Editorial S.A.S.
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