¿Recuerda en qué año fue la abolición de la esclavitud en Colombia? ¿Sabía usted queCundinamarca, Antioquia, Neiva y Tunja dieron inicio al período independiente de la Nueva Granada? ¿Ha reflexionado sobre la relación que existe entre la tenencia de la tierra y el conflicto armado? ¿Conoce en su totalidad la Constitución de 1991?
Estas son algunos de los temas que se deberían analizar y responder en el colegio, pero que hoy la mayoría de las nuevas generaciones desconoce, pues hace 32 años la cátedra de historia fue abolida en el país, y desde entonces en las aulas de clase se ha impartido una amalgama de datos y cifras sin contexto que dejan por fueran hechos trascendentales que han determinado el rumbo de la sociedad.
La historia volverá a clases, el pasado 27 de diciembre el presidente Juan Manuel Santos aprobó la Ley 1874 por medio de la cual se ordena “restablecer la enseñanza obligatoria de la historia de Colombia como una disciplina integrada en los lineamientos curriculares de las ciencias sociales en la educación básica y media”; gracias a la iniciativa de la senadora del Partido Liberal Viviane Morales quien considera que:
“La enseñanza de la historia promueve que el estudiante desarrolle una conciencia crítica de su pasado, que le permitirá justamente comprender mucho mejor el presente, y plantearse soluciones para el futuro”.
Con el apoyo de un Consejo Asesor en Historia, durante un año Morales construyó el proyecto donde además de explicar los aspectos fundamentales de su enseñanza, también plantea la trascendental relación que la materia deberá tener con el momento actual que vive el país, para:
1.“Promover la formación de una memoria histórica que contribuya a la reconciliación y la paz en nuestro país”.
2.“Los estudios históricos pondrán énfasis en la memoria de las dinámicas de conflicto y paz que ha vivido la sociedad colombiana, orientados a la formación de la capacidad reflexiva sobre la convivencia, la reconciliación y el mantenimiento de una paz duradera”.
La implementación de la asignatura tardará un año, pues además se creó una Comisión Asesora del Ministerio de Educación para la enseñanza de la misma, que debe construir los lineamientos correspondientes.
Conversamos con la historiadora y periodista Laura Victoria Jaramillo sobre la importancia de que la historia vuelva a las aulas y de los retos que ello implica porque ¿Cuál historia se contará?
El SUROESTE: Qué piensa de aquella frase que dice “Un país que no conoce su historia está condenado a repetirla”.
Laura Victoria Jaramillo: La historia no se repite, esta es una frase popular que si bien es anacrónica ha generado cierta consciencia colectiva frente a la necesidad de conocer la historia, comprender el contexto sociocultural, económico, político de cada momento y sociedad; pero no es posible pensar en una historia común entre Occidente y Oriente, ni siquiera entre países de Latinoamérica.
El SUROESTE: ¿Cree que en Colombia solo una parte de la población conoce bien la historia que ha marcado el devenir del país? ¿Esta historia ha sido bien o mal contada?
L.V.J: Es una pregunta difícil que nos hace pensarnos por lo que es la historia de Colombia, tal como se concibe en la generalidad. La historia que ha marcado el devenir podrían ser los grandes acontecimientos que se han contado tradicionalmente, pero también pueden ser las historias locales, la historia de la Colombia afro o de la mayoría del país que son las mujeres. Evidentemente no es la mayoría la que se ha acercado a la historia y hemos recibido solo fragmentos de ella desde la primaria.
El SUROESTE: De nuevo la asignatura de historia vuelve a ser parte del pénsum de los colegios ¿Cómo le parece esta decisión? ¿Por qué es importante la enseñanza de la historia?
L.V.J: Definitivamente debe conocerse la historia del país, es la única forma de comprender el poder, sus expresiones, las formas en que nos hemos relacionado y cómo nos seguimos constituyendo como sociedad. Es una decisión importante, sin embargo, nos debe invitar a reflexionar sobre el qué y el cómo.
¿Qué historia se enseña? y ¿Cómo? Es posible que muchos historiadores e historiadoras se vengan preguntando por ello, pero hoy es necesario un trabajo interdisciplinar, que posibilite contar esa HISTORIA desde distintos lugares y que permita a los y las estudiantes sentirse parte de ella.
El SUROESTE: Algunas personas manifiestan su desconocimiento de la historia basadas en que: o los libros son ‘aburridos’, o el lenguaje académico es ‘especializado’, por tanto, muy poco entendible para la gente del común ¿Qué opinión tiene al respecto?
L.V.J: Es una realidad y no pasa solo con la historia, sino en general con la academia. Nos hemos encargado de especializarnos en cada cosa que podemos y eso implica usar un lenguaje particular, «técnico» si se quiere llamar así, y en ese sentidono todas las personas pueden ni desean comprenderlo.Hoy por ejemplo, muchas corrientes académicas buscan reconocer y visibilizar esos saberes de las comunidades y lograr un diálogo, es el caso de los estudios postcoloniales, subalternos, entre otros.
El SUROESTE: ¿Cree que esta decisión tendrá alguna influencia en la comprensión, apoyo y ejercicio de la paz en el país?
L.V.J.: Quiero confiar en ello. Un asunto indispensable para comprender el momento histórico del país es conocer qué pasó antes, desde cuándo existen confrontaciones ideológicas/partidistas, qué lugar ocupamos en América, en el mundo, con relación a ello.
El SUROESTE: A menudo en los ‘datos históricos’ los nombres que más salen a relucir son los de los hombres ¿En este país solo se ha contado a grandes rasgos la historia desde una visión masculina?
L.V.J.: Es la generalidad. Hemos aprendido la historia contada y protagonizada por hombres, blancos y de élite.
El SUROESTE: ¿Diría que la historia de Colombia y en general de América Latina tiene una deuda con las mujeres?
L.V.J: La historia tiene una deuda con las mujeres y en particular con las mujeres empobrecidas, con esas que difícilmente pudieron ejercer su derecho al voto (ciudadanía), que no tenían acceso a la propiedad privada, a esas que incluso con la lucha y ganancia de derechos siguieron invisibilizadas en la historia.