Existe una creencia popular que se ha extendido a lo largo del tiempo, que asegura que no falta el aguacero del Viernes Santo, pero ¿qué tan cierto es?
El Sistema de Alertas Tempranas del Valle de Aburrá – Siata realizó un estudio en el que se usaron más de 50 años de registros de precipitación en la región, con las fechas de cada Viernes Santo, centrando el análisis en este día y observando cómo fue la lluvia 12 días antes y 12 días después de la conmemoración.
Según el Siata, la ocurrencia de lluvias está estrechamente ligada a la región del planeta como también a la época del año; es así como existen condiciones necesarias de temperatura, humedad y comportamiento de los vientos que favorezcan su formación.
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Además, también influye el día de conmemoración del Viernes Santo, cuya fecha varía año a año y ocurre entre los meses de marzo y abril. Desde 1950 hasta la fecha ha ocurrido entre el 21 de marzo y el 22 de abril.
En la región andina colombiana, este rango de fechas coincide con la primera Temporada de lluvias del año, lo que hace más probable que ocurran eventos de precipitación por estas fechas.
Los registros de precipitación diaria entre marzo y abril de cada año desde 1955, muestran que durante estos meses se presentan lluvias incluso de mayor acumulado, antes y después del Viernes Santo.
Según el análisis realizado, la probabilidad de ocurrencia de precipitación un Viernes Santo es igual a lanzar una moneda; lo mismo para los días vecinos, mostrando una distribución probabilística uniforme. Es decir, depende de las condiciones meteorológicas y climáticas.