Dos caras del pueblo colombiano
Para conjurar el tedio
de este vivir tan maluco,
Dios nos depare un bambuco,
y al punto santo remedio.
(Bambuco, poema de Rafael Pombo).
En la hondura de la profunda cañada y sus laderas circundantes, arropadas por cafetales, tupidos piñonales, guamales y montes en los que se destacan los copos del yarumo, se ve salir el humo de una casita en la loma. En este mismo momento, el pescador convida a su morena del alma, el amor que le da la razón de ser a su existencia, a compartir su vida en la choza que tiene carca a la playa del gran Magdalena. Un marco como este es el escenario de ensueño dentro del cual transcurren las veladas tranquilas a la luz de las velas o de una lámpara caperuza, en las que las horas pasan al sabor de un tiple, una guitarra y una bandola que acompañan bellas voces de labriegos cuando, luego de una dura jornada de trabajo, se recogen en el silencio de la noche en su bohío para entonar bellos bambucos y otras románticas canciones. En las alas de estas inolvidables melodías viajan entonces bellas estampas de la vida sencilla de los campesinos, con sus romances y aspiraciones tener un gran amor. Divagar por los paraísos en los que la hermosura de los ríos, de las montañas y de las mujeres, son sus adornos y le dan su encanto, es una manera de hacer que la dureza de la vida del campo sea más llevadera y hasta encantadora. La música folclórica se convierte de esta manera en la expresión de la Colombia sencilla y trabajadora, que queda plenamente retratada en este género de arte popular del que el bambuco fue desde sus orígenes la expresión más auténtica y significativa.
Nacido en el sur del Cauca y cuyos ciernes hay que buscarlos ya en la colonia y en los primeros pasos del movimiento independentista de la, para entonces, futura Nueva Granada, según lo afirma la investigadora Carolina Henao en el vídeo el bambuco, una mirada desde el pensamiento complejo1, las diversas manifestaciones de este género musical eran bien conocidas ya a finales del siglo XIX como una expresión cultural popular arraigada, pero aún en una etapa oral y sin una estructura formal definida. Fue entonces cuando Pedro Morales Pino (Cartago, 22 de febrero de 1863 – Bogotá, marzo 4 de 1920), el maestro, músico y compositor sin duda más importante y determinante dentro de la historia de la música folclórica colombiana, asumió la tarea de darle forma escrita a este género y otorgarle la estructura definitiva con la que se le conoce desde entonces. De esta forma, el bambuco, más el pasillo importado de Europa y adaptado a nuestras características e idiosincrasia, fueron la base alrededor de la cual creció y expandió el arte folclórico colombiano de la zona andina2.
Otras expresiones de música folclórica colombiana tienen orígenes similares, en el sentido de que nacen como una necesidad del pueblo con sus diferentes vertientes étnicas de darle forma artística a sus sentimientos. Son los casos de la cumbia y el paseo vallenato con todas sus variedades; la música de la región pacífica, en la que el currulao es también una variedad de bambuco; igualmente, la música de los llanos orientales, emparentada con la de nuestra nación hermana, Venezuela. Sobre todos estos géneros musicales se puede afirmar, por tanto, que tienen –guardades sus diferencias– un mismo origen: la necesidad que tiene la gente sencilla de darle forma musical a sus más íntimos sentimientos y deseos.
¿Pero, cómo encajan dentro de este marco los géneros musicales procedentes de otros países, diferentes a los de nuestra tradición folclórica, que también son una expresión musical popular? Más específicamente, ¿cómo encaja aquí un género como el del despecho, el de la música guasca y el de la de carrilera? Partiendo de la hipótesis de que toda expresión musical es válida y tiene, a su modo, una belleza que la identifica y la hace atractiva para sus respectivos cultores, es evidente que este género de música está asociado a sentimientos de frustración, desilusiones, anhelos y esperanzas no satisfechos, que se traslapan con una realidad social problemática que no ofrecía canales de desfogue dentro del sistema musical convencional en el momento en el que se inició su consolidación, según lo explican, entre otros investigadores, el profesor Adolfo Albán A3. Es fácil llegar, por tanto, a la conclusión de que la versión de la música popular en su modalidad de despecho y similares es, a su manera, una manifestación espontánea de un sentimiento de rechazo contra una realidad social inequitativa, que conlleva a su vez a la creencia de que la vida es injusta y en ella, elementos tan fundamentales para el ser humano como el amor y la lealtad, están fatalmente contaminados por un pesimismo trágico, con la falsa creencia, además, de que las penas resultantes se ahogan con el licor. Algo diferente al género folclórico, que ha optado por partir de una visión romántica, alegre y profundamente identificada con la belleza de la naturaleza que rodea la vida diaria del colombiano del campo, sin excluir –y esto es bien importante– el elemento de protesta social.
Tenemos, pues, dos géneros musicales (el folclórico y el de despecho) que, si bien ambos son manifestaciones de sentimientos, anhelos y esperanzas del pueblo llano y sencillo, han tomado caminos diferentes en su forma de expresión, válidos y respetables ambos. Cada uno de ustedes decidirá con cuál de estos géneros se identifica. Por mi parte, seguiré aspirando a ser el huerto que esparce suave olor en este jardín que la naturaleza nos otorgó a los colombianos.
NOTAS
- Video disponible en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=lbN1CdLY3QE
- Instituto Distrital de C. y Turismo, Alcaldía Mayor de Bogotá, Lecturas de música colombiana, volumen 5. Imprenta Distrital 1990. Igualmente, el escritor Alfonso de la Espriella Ossío, en su obra Historia de la música en Colombia a través de nuestro bolero (Grupo Editorial Norma), hace un recuento muy interesante sobre el origen del bambuco.
- Albán A., Adolfo, La música del despecho: ¿el sentimentalismo de lo popular? Disponible en Google, https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/c14/article/view/1217/1620
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