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Investigación de Daniel de Jesús Granados Rivera
Maestro investigador, formador de formadores de la I.E.NS.A. 
Magister en Educación en la línea de Formación de Maestros U de A.

La maestra Rosalba Rico Mesa se graduó como Maestra Superior en la Normal Victoriano Toro Echeverri, bajo la dirección de la señorita Estella Calle Viveros. Fue a finales de los años sesenta cuando inició su ejercicio docente en el municipio de Pueblorrico, Antioquia, desempeñándose en el área urbana.

Posteriormente, fue trasladada al centro poblado Minas, del municipio de Amagá, y más adelante continuó su labor en la Escuela Urbana Anexa María Auxiliadora, donde dejó una huella imborrable en varias generaciones.

Como era costumbre en su época, recibió las orientaciones pedagógicas y asignaturas correspondientes para optar al título que le permitió ejercer durante más de tres décadas. A lo largo de su carrera, asumió múltiples roles: fue maestra consejera por varios años, maestra cooperadora en la década de los noventa y formadora de formadores a finales de los noventa y comienzos del nuevo milenio.

Su vocación por el servicio a la niñez fue extraordinaria. Humilde, comprometida con su comunidad y de gran proyección social, fue una experta en los procesos de enseñanza de lectura y escritura en los primeros grados de escolaridad, especialmente primero y segundo. Su aula era un verdadero espacio de aprendizaje significativo: murales acogedores, ambiente cálido, aroma a hogar, alegría en cada rincón.

En la imagen, un grupo de maestras, entre ellas, Rosalba Rico Mesa, segunda 
de derecha a izquierda, ya irradiaba la vocación y dulzura que la acompañarían 
durante más de tres décadas de servicio.

Impecable en su presentación personal y de excelentes relaciones humanas, fue reconocida por su compromiso institucional y su profunda dimensión espiritual. Su presencia por los corredores de la escuela —adornados con carteleras coloridas, jardines verdes y florecidos— transmitía el don de gentes que la caracterizó.

La pedagogía, para ella, fue un acto de amor y servicio, especialmente hacia los niños y niñas de los sectores más vulnerables de nuestro territorio. Con su entrega y ejemplo, sembró esperanza, conocimiento y ternura en cada paso de su recorrido por la escuela.

Hoy, ya retirada de las aulas, la maestra Rosalba Rico sigue siendo un referente vivo de vocación, humildad y entrega. Su legado permanece en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de aprender a leer, escribir y soñar de su mano.

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