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Edición 189


El deslizamiento sobre la escuela La Lejía en el corregimiento de Tapartó tuvo eco nacional, el duelo por la muerte de Alexander Hernández Marín (6 años), Ana Sofía Henao Fajardo (6 años) y Andrea Quintero Bolívar (5 años) sigue presente en sus familiares y amigos y la incertidumbre se apodera de todos. 

Para llegar a la escuela todas las mañanas los niños y niñas de las veredas La Cueva y La Lejía recorrían un camino pedregoso bajo el clima impredecible de este territorio.

Con lo sucedido el 14 de julio, la vida cambió, ahora se ven enfrentados a una nueva rutina; salir en las tardes por el mismo camino pedregoso, llegar hasta la carretera donde antes estaba la escuela y la profe Eliana. Ahí esperan un transporte que los lleva hasta la Institución Educativa de Tapartó, que tendrá doble jornada porque no tiene la capacidad física para recibir a más estudiantes en una única jornada. 

Lo que quedó del Centro Educativo Rural La Lejía. 

Lo que quedó del Centro Educativo Rural La Lejía.

 

La necesidad de una nueva escuela es apremiante, aunque la alcaldía se comprometió a garantizar el transporte de los estudiantes, es vital que los niños y niñas retomen sus rutinas y que el número de escuelas rurales no decrezca.

¿Cómo están ellos? 

Hablamos con el párroco Aldemar Augusto Ramírez, quien ha acompañado a las familias en este proceso, “los niños afortunadamente tienen esa capacidad de resiliencia, ellos tienen una actitud muy diferente a la que tenemos los adultos. Los vemos todavía impactados, ese recuerdo no se les borrará, pero asumen una actitud diferente, así como han sufrido, también se alegran con los gestos que hemos realizado”. 

Acompañamiento a las familias 

La parroquia Sagrado Corazón de Jesús en trabajo con las juntas de acción comunal ha liderado iniciativas de acompañamiento a las familias de los estudiantes de La Lejía, diferentes organizaciones se han sumado a las donaciones de kits escolares y víveres y a través de la I. E. de Tapartó, las familias y los niños y niñas han recibido apoyo psicosocial. 

“Seguimos adelante con las juntas de acción comunal, hemos iniciado una campaña para proporcionar a cada niño y niña una tablet, esperamos que pueda llegar a muchas personas y sigamos recibiendo esa solidaridad que hemos tenido”, señaló el párroco de Tapartó Aldemar Augusto Ramírez. 

Igualmente, la parroquia tiene la iniciativa de construir un parque conmemorativo en el lugar donde estaba ubicada la escuela, con la intención de recordar y hacer homenaje a Ana Sofía, Alexander y Andrea. 

¿Nueva escuela?

Durante las exequias de los niños fallecidos en el deslizamiento, la entonces ministra de Educación, María Victoria Angulo, indicó que con la Gobernación de Antioquia se estaban buscando aliados y colaboradores para construir la sede educativa en otra zona. 

De la misma manera, varias personas han manifestado el interés en ceder terrenos para la construcción de la escuela. Sin embargo, no se ha recibido información concreta sobre la fecha de inicio de obras o el lugar donde estará ubicada.

CER La Lejía antes del deslizamiento del 14 de julio.

 

“Hubo varias reuniones, pero hasta el momento no tenemos claridad, se ha hablado de unos terrenos y hay familias dispuestas a donarlos, ya entrarían las autoridades competentes para mirar si la zona es apta para construir y no representa riesgo”, manifestó el párroco. 

¿Qué dice la comunidad? 

Los líderes de la comunidad, los padres de familia y los mismos estudiantes coinciden en la necesidad de tener una nueva escuela para estas veredas lo más pronto posible. 

“Agradecemos a las personas que nos han ayudado, pero también queremos pedir al gobierno departamental y local la reubicación de estos niños, no pueden quedar en el olvido, sabemos que ya se están haciendo las gestiones y hay que tener claro que los niños son de veredas, veredas que quedan retiradas al casco urbano de Tapartó y trasladarse es complejo”, señaló Katherine Laos, presidente de la Junta de Acción Comunal de Tapartó. 

Alba Lucía Vélez Castrillón, es madre de familia de una de las estudiantes de La Lejía y estuvo presente en el momento del deslizamiento, ella destaca la importancia de una escuela cercana para los habitantes de la vereda,“necesitamos un lugar que se nos acomode a todos, la escuelita era un punto clave para tres veredas, aunque hay niños que viven a una hora de camino, debe ser un punto estratégico que nos cubra a todos, necesitamos un terreno que tenga todas las condiciones y los niños puedan volver seguros a estudiar”.

A pesar de que el transporte hasta Tapartó está garantizado para los 23 estudiantes de la vereda La Cueva y La Lejía, es mucho más complejo para ellos y sus familias desplazarse hasta la centralidad del corregimiento, pues los tiempos para ir a estudiar se duplican y al estudiar en la jornada de la tarde, muchos llegarán a sus casas al anochecer. 

Memoria

Un día doloroso

El jueves 14 de julio En Tapartó, corregimiento de Andes murieron tres menores por una acumulación de aguas que ocasionó el colapso del Centro Educativo La Lejía.

Un milagro

17 niños y niñas, la docente y una madre de una de las niñas sobrevivieron al colapso, mientras estaban en el descanso escolar, sobre las 9:30 de la mañana. El alcalde de Andes, Carlos Alberto Osorio Calderón, confirmó que en el sitio “al momento de la tragedia había 22 alumnos, la profesora y una madre de familia, 17 niños y niñas fueron rescatados sin mayor novedad. Dos fueron llevados al Hospital San Rafael de Andes y están fuera de peligro y estables. Tres perdieron la vida”.

Suroeste Solidario

Más de 200 personas se vincularon a la oportuna y rápida atención de la emergencia por más de cinco horas.

Resiliencia

El gobernador encargado del departamento en ese momento, Juan Pablo López Cortés, indicó que se abrieron varios frentes de trabajo: “primero, toda la atención psicosocial a las familias y por supuesto a los niños y niñas. Segundo, escolarizar cuanto antes a estos alumnos, y tercero, ver cómo vamos a reconstruir la escuela”.

Gratitud

El Alcalde de Andes agradeció la pronta atención de esta tragedia a vecinos, Policía, Ejército, organismos de socorro de Andes, Hispania y Betania, Personería, ICBF y Gobernación de Antioquia.

Por Mariana Salas Valencia
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