Con la crema y nata de la intelectualidad.
Después de haber pasado por San Gregorio, de haberme encontrado con varias de las personas con las que he mantenido contacto en estos últimos años, varias de las cuales son parte del liderazgo en el corregimiento, incluida una corta, pero muy franca y productiva charla con la señora Luz Adiela Guerra, de quien admiro y reconozco su esfuerzo por sacar adelante proyectos en beneficio de la comunidad; igualmente, luego de haber tenido la fortuna de hacer contacto con la familia Herrera (descendientes de Miguel Herrera) y luego del increíble e inesperado encuentro con la señora Bertalina Berrío, a quien pensé que jamás llegaría a conocer y, hoy por hoy, seguramente uno de los pocos personajes que iniciaron la tarea educativa de las generaciones de sangregorianos de la segunda mitad del siglo XX que permanecen vivos, además, con un buen caudal de recuerdos, material fotográfico y apuntes escritos sobre los hechos de los pasados años. Luego de todo lo anterior, pues, en mi viaje a Ciudad Bolívar sólo faltaba una cosa: participar en la ceremonia del lanzamiento del libro Con la mirada en el porvenir; memorias de C. Bolívar, Antioquia, obra en la cual tuve la enorme satisfacción de participar por la generosa invitación que me hiciera el señor Carlos Augusto Henao a nombre de la Sociedad de Mejoras Públicas del municipio, algo que hasta hace apenas unos 7 u 8 meses ni siquiera pasaba por mi imaginación. La emoción era muy grande.
Mi objetivo fundamental al iniciar mis publicaciones a través del Periódico Regional El Suroeste, medio de comunicación que, con una gran generosidad, abrió un espacio para tal fin, convirtiéndose de esta forma en el aliado estratégico en este empeño, ha sido el de investigar, hasta donde lo permitan mis posibilidades y mis fuerzas, todo lo relacionado con asuntos que atañen al Suroeste antioqueño, con énfasis en Ciudad Bolívar, de manera muy especial, en Alfonso López (San Gregorio), corregimiento de este municipio: escritores, artistas, líderes, personajes destacados de la vida pública, científicos, emprendedores, especialmente –punto este muy importante– todo lo relacionado con su historia, para luego, a través de comentarios, reseñas o biografías, hacerlos conocer del público lector. No ha sido esta una labor fácil, en primer lugar, porque no soy –debo reconocerlo – un experto en la investigación de estos temas, incluyendo el de la crítica literaria; en segundo lugar, por la dificultad para encontrar información y, en tercer lugar, por no tener la ventaja de tener mi domicilio en el departamento de Antioquia. Por ello mismo, resultó ser providencial el proyecto de esta publicación, pues a través del mismo y de un plumazo, tuve al alcance de la mano a 14 escritores y una escritora, Elbacé Restrepo, más tres representantes del arte de la pintura. Una muestra muy representativa de la cultura en Ciudad Bolívar.
Sobre algunos de los autores del libro Con la mirada en el porvenir, ya había tenido información, e inclusive sobre algunas de sus obras he hecho comentarios en el periódico. Son los casos de Juan Álvaro González –a través del cual salió la sugerencia de la invitación que se me hizo a participar en el proyecto, por lo cual le estoy muy agradecido–, con su obra Arreboles de los venados; Juvenal Marín y sus Memorias de un pueblo suicida; Gilberto González y su cuento ¿Dónde andará Batey? De la existencia de algunos otros escritores tenía conocimiento –el nombre de Horacio Puerta Cálad y los apellidos Puerta, por ejemplo, siempre habían salido a flote cuando indagaba sobre escritores de Ciudad Bolívar–. Además de los aquí señalados, en este proceso de búsqueda los nombres de otros autores de libros o narraciones inéditas de la región llegaron a mis manos: Luis Fernando Restrepo (Salgar) y su interesantísima novela, escrita en asocio con José Dionel Benítez, El paraíso de los desterrados, además de su Genealogía de Bolívar, Antioquia, primeros pobladores y fundadores; Álvaro Fernández –quien es también uno de los pintores que participó en el libro con una de sus obras – y su biografía sobre Soto (nuestro arriero emblemático), Le llamaban Soto, así como su Historia sobre la arriería en Antioquia; Luz Adiela Guerra, con su novela biográfica Un hombre ancestral; Róguell Sánchez, con sus escritos inéditos Historia de mi pueblo y Monografía de San Gregorio y, por último, Fabio Fernández, con sus interesantísimos apuntes históricos sobre hechos de San Gregorio. Estos cuatro últimos, oriundos del corregimiento. Como puede observarse, se trata de un número muy reducido de autores y obras (sé que son muchos más), en cuyo conocimiento espero poder profundizar ahora que tengo a la mano (a través de una reunión personal, de una reunión virtual, o contacto telefónico) a estos escritores, más las librerías e instituciones que me puedan proveer de información.
El clímax de toda esta experiencia tendría que llegar con el lanzamiento oficial del libro y su entrega física. ¡La primera vez que asistiría al lanzamiento de una obra de la que soy coautor! Tener contacto directo con una muestra tan representativa de lo que evidentemente es la crema y nata de la intelectualidad de Ciudad Bolívar, dada, además, la calidad profesional y el alto nivel académico de los participantes, es algo que lo llena a uno de inmensa satisfacción. Llegada la hora tan ansiosamente esperada, me sorprendió gratamente ver la asistencia tan nutrida de invitados, pero, sobre todo, el ambiente tan familiar del que estuvo rodeado el acto, a lo que contribuyó mucho la calidez personal que el señor Ramiro Márquez le imprimió a sus palabras, al hacer la presentación del libro. Desafortunadamente, no hubo espacio para que todos los autores hubiéramos tenido tiempo suficiente de conocernos más a fondo, de manera personal, y haber comentado la experiencia por la que acabábamos de pasar. Era el momento que yo esperaba para tener información directa de cada uno de los colegas y su trayectoria literaria. Ese capítulo, como lo dice Elbacé Restrepo, sigue pendiente.
Camino a recibir el libro ¡La satisfacción no podía ser más grande!
La recepción física del libro, el objetivo emocionalmente más significativo para los escritores de todo el proceso de publicación de la obra, la que se hizo de manera personalizada a cada uno, de la mano del señor alcalde del municipio, el señor León Darío Acevedo, de la señora Caridad Vélez de Ramírez, vicepresidenta de la Sociedad de Mejoras Públicas y del presentador del libro, señor Ramiro Márquez, fue el broche de oro con el que culminó esta increíble experiencia; experiencia que, y dependiendo del uso que le demos a la misma, puede convertirse en el punto de partida para la realización de proyectos más ambiciosos, por ejemplo, en el campo de la historia de nuestro pueblo.
Ya en Medellín me esperaban Róguell Sánchez y su esposa María Helena, lo que fue un excelente remate de todo este recorrido, que incluyó la oportunidad de hacer una especie de balance de esta interesantísima y provechosa experiencia, en la que la generosidad y muy útil asesoría de esta pareja de amigos fue, además de muy grata, fundamental. Mi última noche en Medellín, en casa de mi sobrino Rubén Darío, fue, una vez más, la oportunidad de hacer las reflexiones finales y dar de nuevo gracias a la vida por esta maravillosa experiencia. Sabía que la mano misteriosa de la Conciencia Universal estaba detrás de todo este capítulo de mi existencia.
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