Comparta esta noticia

Grandes protagonistas de la humanidad

  • Título: Beethoven. Grandes protagonistas de la humanidad
  • Autor: Manuel Penella
  • Naturaleza: Biografía
  • Editorial: Editora Cinco S.A. 1985

¿Qué tiene que ver Ludwig van Beethoven –ese increíble compositor alemán, quien vivió entre finales del siglo XVIII y primeras décadas del siglo XIX– con el entorno del que está rodeada la existencia de mi mundo actual? Parece que nada; nada diferente al interés que uno pueda sentir por cualquier otro personaje musical de la historia cuando su nombre sale a relucir, una y otra vez, en el entorno en el que con frecuencia suele moverse quien ama el sublime arte de la música. O al menos era lo que yo creía hasta hace apenas unos días, cuando, arrastrado por mi interés hacia la historia, encontré entre mis libros la biografía de este hombre de la que he obtenido el material para este artículo; un hombre excepcional desde el punto de vista que se le quiera mirar. Recordé entonces que ya en el año de 1962, cuando experimentaba el efímero paso por el Seminario de Jericó, había alcanzado a leer la parte inicial de una biografía de este compositor, proceso de lectura que se vio abruptamente truncado por mi precipitada salida de ese centro educacional. En efecto, una tarde de aquellos ya lejanos días, el ecónomo me llamó para decirme que debía abandonar sus aulas porque habían transcurridos ya tres meses de colegiatura sin ser pagadas y, peor aún, que era evidente que en el horizonte no se avizoraba de dónde podía yo sacar un sólo peso para aliviar, así fuera someramente, la deuda acumulada. Ahora, pues, tuve la oportunidad de retomar aquella lectura… una que había quedado suspendida ¡62 años atrás!

Lo fundamental –y aquí está la buena noticia— es que a estas alturas de la vida puedo hacer la lectura de una biografía como esta con los elementos que la vida me ha aportado a través de todos los años vividos, lo que me ha dotado de unos recursos y conocimientos que me permiten sacarle un provecho mucho mayor que el que hubiera podido sacar de ella hace 62 años. De esta manera, y ya sumergido en esta corta biografía, puedo visualizar de una forma más amplia, con más conocimiento de causa, por una parte, el contexto social y político europeo dentro del cual transcurrió la vida de Beethoven y, por otra parte, las similitudes entre aquel entorno pasado y el que frecuentemente se vive en América Latina.

Con respecto al primero de estos dos fenómenos históricos, hay que recordar, como queda claro en el libro aquí comentado, que la existencia de Beethoven (1770-1827) coincidió en una parte muy importante con los acontecimientos de la Revolución Francesa (1789-1799) y el subsiguiente Imperio de Napoleón Bonaparte, que se extendería hasta 1814 (con un efímero intento de resurgimiento en 1815), con consecuencias profundas para las estructuras políticas y sociales de Europa, e igualmente con consecuencias indirectas para la misma América Latina, que terminarían llevando al Imperio Español a su disolución. Con la Revolución Francesa, la era del Feudalismo y el Absolutismo llegaron, de hecho, a su fin, para sentar las bases de la República moderna, dentro del marco ideológico de los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, todo con fundamento en la Razón. Unos ideales con los que Beethoven coincidía plenamente y por los que sentía una profunda admiración. Admiración que lo llevó a dedicarle a Napoleón Bonaparte “esa obra suprema”, según se dice en esta biografía, que fue la Tercera Sinfonía, denominada La Heroica, dedicatoria que más tarde, enfurecido, le retiró, al enterarse de que el hombre que había diseminado por Europa los valores de la Revolución, los había traicionado al autoproclamarse emperador. De igual forma y para terminar con esta sección, hay que decir que, del corazón rebelde de este compositor frente a los cánones tradicionales de la música clásica de su época, surgió la fase del Romanticismo, una de cuyas piezas musicales más hermosas fue la Novena Sinfonía –compuesta y estrenada en Viena estando ya completamente sordo–, y cuya parte final, la Oda a la Alegría, es desde 1972 el himno oficial de la Unión Europea.

Permítanme ahora volver a la pregunta inicial de este artículo: ¿qué tiene que ver Beethoven con el entorno de mi mundo actual? Creo que la respuesta se encuentra en la experiencia que este compositor tuvo frente a los ideales de la Revolución Francesa y lo que, para él, terminó siendo una lamentable traición a los mismos por parte de su personero en Europa: la autoproclamación de Napoleón Bonaparte como emperador. El hombre que proclamaba el derecho a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, terminó siendo un despótico monarca que en nada difería de los reyes y tiranos propios del Feudalismo que pretendía erradicar. Es lo que ha pasado (y aquí está la similitud), y puede volver a pasar, con caudillos latinoamericanos, que llegan al poder con banderas de justicia, equidad social y desarrollo económico, pero, una vez en el poder, terminan siendo los mismos tiranos que pretendían combatir, sólo que con un ropaje diferente. Estoy seguro de que Ludwig van Beethoven estaría de acuerdo conmigo en estas apreciaciones y, si yo hubiera escrito para alguno de estos caudillos que terminaron siendo chafarotes de turno, algún pasillo o bambuco, también, furioso, borraría sus nombres de la dedicatoria; es decir, suponiendo que la naturaleza me hubiera dotado de capacidades como las de este inigualable sordo compositor, algo que no veo que sea posible ya a estas alturas de la vida, pero lo digo sólo para que se sepa y por si acaso.

Lea también: “Mamertolo” en el país de los obstáculos



Por Rubén Darío González Zapata 
Nacido en la vereda La Lindaja 
Corregimiento Alfonso López 
(San Gregorio) - Ciudad Bolívar 



Comentarios
Comparta esta noticia